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Recuerda Chile golpe de estado de 1973

11 septiembre 2003

SANTIAGO, (Reuters)- Las tropas patrullan las calles, quemando libros y deteniendo a sospechosos. Los prisioneros se alinean contra una pared a punta de pistola con las manos detrás de sus cabezas. Un general con bigote y gafas oscuras lanza acusaciones contra sus enemigos.

No, Chile no se ha sumido de pronto en un colapso político. Es que obsesivamente revive su violento pasado en un bombardeo de informes especiales de televisión y prensa escrita, seminarios, discursos, exposiciones de arte y fotografía, así como en la reedición en discos compactos de los que fueron grandes éxitos musicales en los años '70.

A medida que se acercaba el aniversario del 11 de septiembre de 1973, cuando se produjo el golpe militar que instauró la dictadura de Augusto Pinochet por 17 años, los chilenos actuaban como una familia disfuncional que desempolva un álbum de fotos viejas, en un doloroso ritual anual, que se ha intensificado ante la marca sicológicamente importante de tres décadas.

Si bien el 45 por ciento de los chilenos nació después del golpe, las heridas del pasado siguen abiertas y generan una sed entre los chilenos por conocer los detalles del golpe y entender cómo su país se dividió tan profundamente, en una época en que la tortura y los asesinatos eran rutinarios.

Entre 3.000 y 4.000 pesonas murieron o desaparecieron forsozamente como consecuencia de la represión anticomunista de Pinochet.

"Nunca antes ha habido tanta información disponible. Me encanta mirar los programas de televisión, aunque te duele el alma. Creo que esto es muy importante para nosotros, para ver todo otra vez, para saber", dijo Carmen Garretón, una activista de derechos humanos.

En videos o grabaciones disponibles en internet, los chilenos miran el tonelaje de tanques que ruedan por las calles y escuchan las órdenes militares que da Pinochet el día del golpe.

TESTIMONIOS ESCALOFRIANTES

La obsesión de los medios de comunicación con el 11 de septiembre, una fecha marcada en la psique de los chilenos mucho antes de los ataques a las Torres Gemelas en el 2001, ha bombardeado a las personas con testimonios escalofriantes y evidencia fresca sobre algunos episodios aún ocultos de la dictadura.

En una reciente entrevista publicada por un periódico, un soldado describió cómo ayudó a desenterrar los cuerpos de izquierdistas que habían sido asesinados cinco años antes, para luego cargarlos en un helicóptero desde donde fueron arrojados al mar.

En la derecha, los partidarios de Pinochet finalmente han admitido las atrocidades ocurridas durante el gobierno militar. Y en la izquierda, quienes fueron miembros del gobierno de Salvador Allende, 1970-1973, confiesan haberse sobrepasado con las expropiaciones de tierras en ese período.

Allende, con sus anteojos con grueso marco de carey aparece en carteles y portadas de revistas por todas parte, pero es un personaje que aún despierta controversia.

El acalorado debate sobre el homenaje que se le realizará en el palacio presidencial el 10 de septiembre, fue noticia durante días. Agregando leña al fuego, el presidente Ricardo Lagos decidió reabrir una simbólica puerta lateral de la casa de gobierno, que antiguamente usaban los presidentes para ingresar a palacio en donde fue sacado Allende.

PINOCHET FUERA DE LA FOTO

Mientras la imagen de Allende es omnipresente, la del ex hombre fuerte, Pinochet, permanece fuera de la mirada pública, cada vez más aislado.

Después de doce años de una democracia estable, los herederos de Pinochet en el mando militar y en los partidos de derecha que antes lo apoyaron, se han distanciado de él y por primera vez han reconocido las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, tras haberlas negado durante décadas.

Pinochet, que ahora tiene 87 años, ha eludido ser juzgado por los crímenes durante su gobierno, aduciendo su débil salud mental. Pero cientos de otros miembros de sus fuerzas de seguridad están siendo procesados y unos cuarenta ya han sido condenados.

El portavos de Pinochet, Guillermo Garín, un general retirado, ha reconocido que "errores, aberraciones y horrores" fueron cometidos para cumplir las amplias órdenes del hombre fuerte de "neutralizar movimientos extremistas".

"Pinochet es políticamente responsable y lo ha reconocido", dijo Garín en una reciente reunión con corresponsales extranjeros. "Esta es una verdad que ahora es aceptada por el país entero.

En ese sentido, Chile ha avanzado más que cualquier otro país en que se han emprendido esfuerzos similares en los últimos 20 años", dijo José Zalaquett, un abogado de derechos humanos.

Mientras el esfuerzo nacional por buscar la verdad es elogiado por unos, otros temen que la sobrecarga emocional empujé a la gente a no querer saber más sobre su pasado reciente.

Pero Daniela, una estudiante secundaria nacida en democracia, discrepa. En la exposición "Memoria y Esperanza", ella está sentada en un cuarto vacío que sólo tiene sus paredes cubiertas con cientos de fotos en primer plano de chilenos desaparecidos.

"Nunca nos enseñaron esto en clase de historia. Ahora aprendemos más sobre ello y pienso que es importante porque esto es mi historia también", afirmó.

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