El día de hoy se conmemoran diez años de la batalla política que libró el entonces presidente de Rusia Boris Yeltsin contra sus enemigos políticos en las afueras de la Casa Blaca donde murieron alrededor de 123 personas.
03 octubre 2003
MOSCU, (AP).- Los rusos conmemoraron el viernes el décimo aniversario de una sangrienta batalla política entre el entonces presidente Boris Yeltsin y sus rivales de línea dura que derivó en dos días de combate en las calles.
Superadas en gran número por la policía, algunas decenas de personas se congregaron el viernes en el Puente Gorbaty, cerca de la Casa Blanca, para brindar en memoria de las 123 víctimas, muchas de las cuales eran transeúntes que se acercaron demasiado al sitio de los enfrentamientos.
Luego de una prolongada disputa con el parlamento sobre sus planes para privatizar bienes del estado, Yeltsin decidió disolver la legislatura el 3 de octubre de 1993.
Considerando que las acciones de Yeltsin eran inconstitucionales, varios legisladores de línea dura se atrincheraron en la Casa Blanca, la antigua sede del parlamento que ahora alberga las oficinas del gobierno, y votaron en favor del juicio político a Yeltsin.
Tropas leales a Yeltsin rodearon entonces el edificio y se libraron fuertes combates cuando partidarios del parlamento intentaron tomar control de la torre de televisión Ostankino.
Al día siguiente, Yeltsin ordenó que los tanques bombardearan la Casa Blanca. El 4 de octubre de 1993, los legisladores rebeldes se rindieron.
Ruslan Khasbulatov, presidente del parlamento en esa época y uno de los dirigentes de línea dura, insistió en que su actitud había sido la correcta.
"Al defender el edificio del parlamento, defendimos no sólo nuestro honor sino la primacía de las leyes en el país", dijo al servicio noticioso Interfax. Junto con el vicepresidente Alexander Rutskoi y con otros ministros, Khasbulatov fue encarcelado, pero todos fueron luego puestos en libertad, al dictarse una ley de amnistía.
El ex secretario de Estado, Gennady Burbulis, uno de los partidarios de Yeltsin, señaló que el presidente tenía razón.
"La tarea del jefe de estado es adoptar inclusive las medidas más impopulares e inesperadas para garantizar la seguridad del país", dijo a Interfax. "Hay que reconocer que las cosas hubieran andado mucho peor si Rutskoi y Khasbulatov hubiesen liderado el país".
Yuri Samsonov, un técnico que fue testigo de los acontecimientos y uno de los 20 que estuvo el viernes frente a la Casa Blanca, dijo que "nadie luchó en esa ocasión por la democracia, o por la constitución. Todos ellos sólo pelearon por el dinero".