EFE
LA PAZ, BOLIVIA.- Treinta y tres cuerpos sin vida fueron recuperados de las aguas de un río de Bolivia tras la destrucción de un puente de grandes dimensiones hace tres días, mientras prosigue la búsqueda de al menos una decena de desaparecidos, dijeron ayer fuentes oficiales.
La tragedia tuvo lugar en la madrugada del martes pasado, cuando un aguacero en la zona tropical del departamento de Cochabamba, en el centro de Bolivia, propició una repentina crecida del río Chapare.
La fuerza adquirida por la corriente fluvial arrasó dos tercios de un puente de 350 metros de largo y unos 20 de alto, en el momento en que cruzaban la pasarela cuatro vehículos: un autobús, un camión de gran tonelaje y dos furgonetas.
La catástrofe afectó a más de cincuenta personas, de las cuales sólo catorce lograron salvar la vida -cuatro de ellas con heridas de distinta gravedad-, 33 murieron y el resto está "desaparecido", informó ayer el ministro de Desarrollo Sostenible, Jorge Cortés.
Según la autoridad, desde el día de la tragedia, los agentes militares y policiales y voluntarios que participan en las tareas de emergencia no han interrumpido sus trabajos, pese a la coincidencia de las operaciones con la celebración de las fiestas navideñas.
El hallazgo de nuevos cuerpos se ha visto favorecido además por la mejora de las condiciones meteorológicas, tras varias jornadas de intensas precipitaciones, que ha ocasionado un descenso del nivel del río.
Tras la tragedia en el trópico cochabambino y en previsión de nuevas lluvias e inundaciones, el Gobierno aprobó un decreto supremo que declara zona de emergencia la principal ruta del país, interrumpida por la caída del puente.
Esta carretera, que cruza Bolivia de forma transversal, es esencial para el flujo comercial de mercaderías desde el oriente hacia el occidente del país, el enlace con los puertos chilenos y peruanos en la costa del Océano Pacífico.
Para contrarrestar los efectos del derrumbe del puente, cuya reparación costará de 1.1 a tres millones de dólares y demorará entre seis y catorce meses, las autoridades han habilitado la antigua carretera entre Santa Cruz y Cochabamba, además de buscar nuevos puntos de paso en el río y reforzar los ya existentes.
No obstante, estas medidas de urgencia apenas paliarán las consecuencias económicas del suceso, puesto que la duración de los desplazamientos por la vieja vía, en peores condiciones y de mayor extensión, es bastante superior a los efectuados por la nueva.