México, DF.- Sus zapatos son rosas. La blusa es de lana morada y la acompaña con una falda en motas naranjas y rosas. Las uñas las trae pintadas de rosa y, por si fuera poco, es rubia, legalmente rubia.
Así es como Reese Witherspoon se presentó en una reciente entrevista para platicar sobre su nuevo filme, la esperada secuela de la comedia que la convirtió en estrella: Legalmente Rubia.
Y aunque parezca que sólo le falta llevar su perrito chihuahueño en la bolsa -por cierto, ¿adivinen de qué color es?- para ser idéntica a Elle Woods, la joven actriz en realidad es de personalidad muy diferente y mucho más inteligente que el ingenuo personaje que interpreta en ambas películas.
“Lo peor del caso es que sí tengo una perrita chihuahueña”, confiesa, “yo la compré pensando en que iba a ser miniatura y de repente, así nada más, explotó. Y ahora es una chihuahueña gorda y tamaño familiar”.
Legally Blonde 2: Red, White and Blonde llega hoy a los cines laguneros con un nuevo director, Charles Herman-Wurmfeld (Kissing Jessica Stein), que sustituye a Robert Luketic, y nuevos guionistas para contar las nuevas aventuras de la estudiante más de moda de Harvard, ahora ya convertida en toda una abogada.
La cinta muestra a una Elle Woods igualmente ingenua, noble y superficial, pero cuyo idealismo la conduce a convertirse en una figura esencial de la política... ¡en Washington!
“En esta parte, Elle es un poco más grande, entonces es más sofisticada. Está a punto de casarse, está planeando su boda y siento que la primera parte de la película fue una plataforma para mandarla hacia asuntos de leyes más grandes e interesantes. Aquí tiene la oportunidad de darse cuenta qué tan diferente es de todos los demás y lo difícil que es lidiar con eso en la vida profesional”.
La película despega cuando Elle decide invitar a la boda a la mamá de su inseparable perro chihuahueño Bruiser (algo lógico en su personaje) y cuando la encuentra, se da cuenta de que es utilizada como animal de prueba de laboratorios... ¡de maquillaje y no precisamente de marca!
Entonces Elle Woods decide tomar acción. Ella es abogada graduada de Harvard, ¿no es cierto? Así que empaca su maleta Dolce & Gabanna, escoge sus mejores trajes rosas diseñados por Prada y, por supuesto, mete el ejemplar más reciente de Cosmopolitan dentro de su Audi TT convertible y se dirige a la mismísima capital de los Estados Unidos, dispuesta a expresar su descontento por el trato a la mamá de Bruiser.
“La temática global de la película tiene que ver con el sistema de vida americano”, dice la actriz con una voz completamente alejada de las ‘fresadas’ de Elle, “hay tanta gente en América de tantas nacionalidades que se siente desconectada de las elecciones, que el Gobierno está tomando (decisiones) por ellos. Entonces creo que es importante que la gente se sienta escuchada y comprendida. Esta secuela habla de eso. Cada individuo tiene algo que decir y lo debe expresar porque es su derecho”.
“La verdad de todo es que tú como ciudadano puedes estar inconforme con tu Gobierno, pero si no estás dispuesto a hacer algo por cambiarlo, no tienes derecho a quejarte, digo, ¿cuánta gente no vota?, y aún así se quejan de los dirigentes”.
Lo político, en la vida real, Reese lo trae en la sangre. Su tatara, tatara, tatara (hagan cálculos de 200 años) abuelo es John Witherspoon, uno de los cuatro padres de América y fundador de la Universidad de Princeton.
Quizá lo más importante de todo es que, en efecto, Elle podrá parecer una tonta rubia más (y de repente se esfuerza de más por demostrar que sí lo es), pero en el fondo, es una mujer idealista, que encuentra el balance entre el look y la inteligencia para vivir en un mundo, aunque no de color de rosa, sí mejor.
“Elle representa la actitud feminista más moderna. Las chicas de ahora no quieren ser nada más estudios y maestrías, tampoco mera superficialidad. Se puede ser femenina e inteligente a la vez”.
Se puede y se vale, Reese Witherspoon -la actriz- es ejemplo vivo de ello.