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Reflexiones de Atardecer / El Santo Sudario

Manuel Muñoz Olivares

Fue en los finales del año 1978. Llegamos en octubre a Milán y nos enteramos que en Turín, estaba expuesto al público el Santo Sudario.

Cerca de la Catedral de Turín, está la capilla barroca del Santo Sudario, construida ex profeso para guardar en su interior la santa reliquia. Ahí ha estado custodiado desde hace más de cuatro siglos.

El Santo Sudario es quizás la más importante reliquia de la pasión. Es la tela en la cual fue envuelto el cuerpo de Cristo y fue la mortaja que lo envolvió los 3 días en que estuvo en el sepulcro antes de resucitar y elevarse a los cielos, según las sagradas escrituras.

Por la historia del sudario nos enteramos de las muchas vicisitudes que hubo de pasar en los tiempos de las Cruzadas, desde que salió de Palestina, hasta llegar a Francia y quedar celosamente guardado en el Castillo Boyardo de Chamberry. Quedó desde entonces en custodia y propiedad de la influyente familia de los Saboyas.

Sin embargo miembros de esta dinastía, al cambiar de residencia ya hace 4 siglos, trajeron consigo la santa prenda a la capital del Piamonte, Turín.

Con gran devoción y rigurosamente guardado dentro de una caja de plata, ha estado celosamente custodiado, exponiéndose sólo en señaladas ocasiones y siendo mostrado a grandes dignatarios de la iglesia, reinados e influyentes jerarcas del mundo. Tanto tiempo transcurrió oculto que pronto todo mundo olvidó su existencia y no fue sino hasta después del año 1950 en que empezaron a difundir su existencia, varias publicaciones. Desde entonces en varias partes del planeta se formaron grupos en que se discutía su autenticidad y poco a poco entre discusiones, conferencias o simples charlas, principiaron a difundirse fotografías de la faz de Cristo. La que quedó plasmada en el Santo Sudario y en esa época fue la que conocimos de su existencia.

Así que al conocer la noticia de su exposición y estando en Milán, a escasos 75 minutos de distancia en ferrocarril, aprovechamos esta única oportunidad que en veces nos da la vida y fuimos partícipes de los casi 3 millones de visitantes que nos tocó admirar la reliquia entre los que se contó al entonces Cardenal Karol Wojtyla, el ahora Papa, Juan Pablo II.

En esa exhibición del año 1978, se conmemoraba el Cuarto Centenario del arribo del Santo Sudario a Turín. Con este motivo tomó más fuerzas las controversias de que: “¿será auténtico o falso?”. Por lo que en ese año, Su Santidad el Papa Paulo VI, atento a todas las evaluaciones y comentarios que la ciencia moderna informó al respecto, se inclinó por su autenticidad, pero no “canonizó” a la reliquia, pero sí llamó la atención de los fieles al revelar su inclinación personal, sin obligar a ello a nadie.

En ese mismo año de 1978, principió la verificación científica del lienzo y esto corrió a cargo de 40 científicos de varios Países y de diferentes creencias religiosas. Se tomaron cientos de fotografías, usando rayos X, se hicieron múltiples análisis y exámenes minuciosos directamente sobre la tela, para comprobar su manufactura y antigüedad y luego analizar la materia y del por qué quedó estampada la configuración de un cuerpo humano.

Tiempo después el científico norteamericano, Kennet E. Stevenson, que fue parte del grupo científico que analizó el Sudario, declaró: “aunque algunos digan que el Santo Sudario es falso y que el estampado se debe a la gran habilidad de un artista, hemos admirado lo reflejado en la prenda, algo sobrehumano y la inequívoca muestra del sufrimiento, estampado, y la dolorosa agonía que sufrió Jesús en al calvario.

Y si no fue él, el amortajado en la tela analizada, allí hemos visto los sufrimientos físicos de un hombre, de un ser humano cuyos rasgos han quedado estampados en la tela analizada y puedo afirmar que no existe manera alguna, en que un ser humano haya podido pintar lo estampado, no puedo aceptar esto como un milagro y científicamente no hemos encontrado una manera real de los elementos que pudieron intervenir para lograrlo. Esto científicamente no existe. Sin embargo lo tenemos a la vista de todos”.

Con la muerte del último heredero de los Saboyas y como fue su deseo, ha legado la santa tela al Vaticano, y pronto ha de tener un lugar especial a la vista de todos los que visiten Roma. Hasta ahora, de los muchos lugares que existen en la Ciudad Eterna y donde se veneran muchas reliquias de la Pasión, no se le ha destinado su acomodo final.

Creemos que uno de los lugares ideales para tal fin lo es la Basílica de la Santa Cruz, donde está entronizada una reliquia del Santo madero y que se construyó sobre tierra llevada desde el Calvario de Jerusalén hasta Roma, por Santa Elena, la madre de Constantino. O quizá pueda quedar en la Basílica de San Juan de Letrán, que está cercana a la de la Santa Cruz, donde se guarda la mesa que se considera que fue la usada por Jesús y sus discípulos en “La última cena”.

Respecto al Sudario, confieso que entre la multitud, esa ocasión poco pude identificar de la figura estampada, casi identificable por su color ocre y estampado como un negativo.

Será real o ficticio lo del sudario... ¡Eso, sólo Dios lo sabe!

Tlalpan, D.F. Año 2003.

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