Madrid, España.- El cantante español Raphael, fue dado de alta ayer del hospital donde el pasado dos de abril fue sometido a un transplante de hígado del que se recupera de manera satisfactoria.
El hospital informó en un comunicado que el artista, de 59 años, abandonó el centro médico, y aseguró que “la función hepática del paciente es normal y se encuentra en proceso de rehabilitación física”.
Raphael, cuyo nombre es Rafael Martos Sánchez, fue sometido al transplante debido a una complicación hepática debido a una hepatitis, que tuvo al cantante varias semanas en tratamiento.
Durante los últimos días, el cuerpo médico que atendió al cantante, encabezado por el doctor Enrique Moreno, informó de la recuperación paulatina de Raphael, quien reaccionó de manera positiva al transplante.
La esposa del cantante, Natalia Figueroa, estuvo al lado de su marido desde que se le complicó la enfermedad hepática y después de la operación declaró que se sentía satisfecha por cómo el artista mostraba mejoría en su salud.
El mundo del espectáculo de España y América Latina se volcó en muestras de apoyo al cantante, conocido en la música de habla hispana por canciones como Yo Soy Aquel, Escándalo, entre otras.
Rafa, como le llamaban de joven sus familiares y amigos, nació en el seno del matrimonio formado por un albañil y fontanero llamado Francisco y su esposa Rafaela.
Los libros le gustaban bastante menos que las canciones y las actuaciones, por eso decidió abandonar el Instituto Cardenal Cisneros; pero no precisamente para dedicarse a la música, sino para trabajar llevando a cabo recados y ejerciendo de sastre en Carabanchel.
Pese a todo, su vida era el mundo de la música, dentro del cual tiene seguidores por todo el mundo, premios a mansalva y un gran reconocimiento. Creció oyendo a cantantes como Antonio Machín y a grupos del estilo del Dúo Dinámico. Y él mismo, en busca del triunfo, se presentó a varios concursos de radio. El servicio militar también por aquel entonces llamaría a su puerta.
La oportunidad le había llegado. Corría el año 1960. Acababa de nacer una estrella: Raphael. El músico Gordillo se convertió en su representante y sus primeras canciones, Tú, Cupido, Inmensidad, Te voy a contar mi vida y Perdona Otelo, comenzaron a oírse.
Gracias a la canción Llevan ganó el festival de Benidorm en febrero del año 1962. Y en el año 66, pese a no obtener la victoria con Yo soy aquél en Eurovisión, regresó a su país con más honores que nunca.
Desde los años 70, cuando se convirtió en un verdadero ídolo de masas, Raphael fue solicitado de Torremolinos, -pasando por Italia, Francia, Alemania, Japón o Australia- a Nueva York. Ha obtenido un éxito rotundo en importantes lugares: City Music Hall Nueva York, Rossia de Moscú, Olympia de París, Bellas Artes de Méjico o el Teatro Real de Madrid.
Populares canciones como Digan lo que Digan, El pequeño tamborilero, Escándalo o el consabido Yo Soy Aquél gozan de un destacado lugar en la historia musical de nuestro país.
En su último disco, Raphael, maldito Raphael, con canciones que van del boogie al heavy metal, interpreta canciones de los años 80, buscando que los jóvenes bailen en la discoteca con su ritmo. Busca hacer diferente cada uno de sus conciertos. Actúa según su estado de ánimo, según declaró. Según la crítica, cada concierto parece el primero y el último del artista.
Rapahel se considera español por los cuatro costados, y encima ha sido profeta en su tierra. Los sueños de aquel joven humilde, tal y como él mismo confiesa, se convirtieron en realidad.
Ya ha vendido más de 50 millones de discos. Tiene 325 discos de oro y 48 de platino, y hasta un disco de uranio (es el único cantante español que cuenta con este último).