Guillermo Hernández trabaja en un proyecto para rescatar las tradiciones
Agencias
SAN JOAQUÍN, GRO.- El juguete es esencial para el desarrollo de los niños, más aún cuando se identifica con una cultura, una región y con las tradiciones de una comunidad; las actividades que se pueden realizar mediante la interacción con estos objetos, proporciona a niños y adultos, alegría, recreación y conocimiento. Saber jugar es parte fundamental del ser humano.
En la comunidad de San Joaquín, en el Estado de Guerrero, se retomó la tradición del juguete de madera manufacturado artesanalmente, en contraposición del elaborado con plástico que persigue fines meramente económicos y son hechos, en algunos casos, con materiales tóxicos, expresó Guillermo Hernández Laguna.
Es quien encabeza el proyecto Juguetes Tradicionales de Madera, auspiciado por el Programa de Apoyo a la Cultura Municipal y Comunitaria (PACMYC), con el objetivo de rescatar la tradición que poco a poco se ha perdido entre los niños de San Joaquín.
?El juguete tradicional, además de ser producto del trabajo de los artesanos, es recreativo y barato. Por otra parte, nuestras piezas no incitan a la violencia, porque no elaboramos pistolas o cañones, sino objetos creativos y recreativos?. La variedad es enorme, hacemos, trompos, yoyos, baleros, pirinolas; cochecitos y trailers; así como juegos de mesa: Damas chinas, ajedrez y dominó para adultos, como para infantes.
Otro de los objetivos, dijo Guillermo Hernández Laguna, es capacitar a un grupo de niños y jóvenes con la finalidad de proporcionarles un oficio que les permita allegarse recursos económicos. Ésta, recordó, fue una comunidad que floreció en la década de los sesenta, cuando exportó mercurio en grandes cantidades para la industria bélica estadounidense.
?Sin embargo, la bonanza no fue aprovechada y a la mayoría de los pobladores les fue mal desde el punto de vista económico, situación que los obligó a buscar nuevas opciones a partir de sus tradiciones.
?Una de mis grandes satisfacciones, es que los muchachos a quienes capacito, están elaborando productos de calidad, con una buena aceptación entre los integrantes de la comunidad y, por otra parte, obtienen ingresos económicos complementarios, al menos para adquirir sus útiles escolares?.
Hay cochecitos para todos los gustos. La mesa, que hace las veces de un exhibidor en el taller, está adornada con el vehículo del circo y el trailer que transporta minerales. A los niños les atraen los rehiletes, los caballitos de madera y las carretas.
Para fomentar la cultura regional, las piezas del ajedrez fueron modificadas: Los peones reproducen la pirámide de Las Ranas; las torres representan las de la iglesia; los caballos no sufrieron modificaciones; los alfiles son estalactitas de las grutas de la región; el rey es un violín, instrumento principal del huapango y la reina es una jarana.
El taller, ubicado en la casa de la cultura de la localidad, contó en sus inicios con la participación de seis adultos, catorce jóvenes y seis niños. De ellos, más de la mitad perciben ingresos económicos por la elaboración de los juguetes tradicionales.
?En la región contamos con la materia prima adecuada: Madera de pino y de cedro, con las que manufacturamos la mayoría de los artículos. Sin embargo, no estamos destruyendo nuestros bosques?. En San Joaquín, ubicado en uno de los extremos de la Sierra Gorda, los vientos son tan fuertes que provocan la caída de ramas y troncos, y éstos son aprovechados por Guillermo y sus muchachos.
El titular del proyecto, dijo que un aspecto fundamental del mismo, es enseñar a los jóvenes a preservar la naturaleza: ?Nunca hemos talado un árbol, pero si llegáramos a ese caso, asumimos el compromiso de contar con los permisos correspondientes, y, lo más importante, sembrar un árbol por cada uno que se tale?.
Los jóvenes recolectan y procesan la madera. Cortan las tablas y hacen los polines hasta llegar al resultado final. Lo que empezó como una idea piloto, a la fecha, es un taller de capacitación para niños, adolescentes y adultos.
El taller les permitió crear una sociedad y un punto de encuentro de artesanos. El año pasado vendieron alrededor de 450 piezas, cuyos precios son accesibles a cualquier bolsillo.
?En los hogares se debe fomentar el juguete como una forma de diversión sana; el tradicional es el más hermoso, ofrece la posibilidad de recordar la infancia y en los pequeños promueve la cultura de su lugar natal?, concluyó Guillermo Hernández Laguna.