12 noviemvre 2003
BOGOTA (AP).- La ola de renuncias que afecta al gobierno del presidente Alvaro Uribe, continuó el miércoles con la dimisión del jefe de las fuerzas militares, general Jorge Enrique Mora.
La dimisión de Mora tiene lugar tras la salida de tres ministros y cinco generales de la policía. "Creo haber cumplido con mi deber, lo hice con decisión", dijo Mora en conferencia de prensa. Su partida se dará el 20 de noviembre, aclaró.
Mora había sido designado como jefe de las fuerzas armadas por Uribe, luego de que el mandatario asumiera el cargo en agosto de 2002. Entre 1998 y el año pasado fue jefe del ejército.
Su gestión se caracterizó por la transformación de las fuerzas militares en un cuerpo más ágil, mejor equipado y de mayor tamaño. Antes de estas reformas la situación militar era crítica por los severos golpes propinados por la guerrilla al ejército a fines de la década pasada.
Todavía no se ha anunciado quien reemplazará a Mora, aunque su partida obligará a reestructurar el alto mando.
Mora, que llevaba 42 años en el ejército, no entregó una razón para su salida. El oficial expresó su gratitud con el presidente Uribe, quien se propuso aumentar el tamaño y la presencia de la fuerzas armadas para doblegar a las guerrillas.
"Hago propicia la oportunidad para reiterarle mi reconocimiento por el privilegio que significó haber tomado parte de su colosal empeño transformador que está enrrumbando nuestra querida Colombia a un gran destino", explicó el general.
Todos estos cambios en el gabinete y la fuerza pública comenzaron la semana pasada con la renuncia del ministro del Interior y Justicia Fernando Londoño y la inesperada partida de la ministra de Defensa Martha Lucía Ramírez, los que el martes se extendieron a la cúpula de la policía.
En medio de una serie de escándalos de corrupción, Uribe le aceptó la renuncia al comandante de la policía nacional, Teodoro Campo, y designó en su reemplazo al jefe de la policía de Bogotá, general Jorge Daniel Castro, el quinto mando en antigüedad.
Esto motivó la salida de tres generales que se encontraban entre Campo y Castro. Además, fue removido el comandante de la policía metropolitana de Medellín, general Leonardo Gallego, quien desató la ira presidencial al conocerse que efectivos de esa unidad gastaron millones en restaurantes, esculturas, pinturas y fiestas.
También el martes, el mandatario le aceptó la renuncia a la ministra de Medio Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, Cecilia Rodríguez.
Si bien los cambios en el gabinete pueden explicarse por hechos puntuales como el erróneo anuncio de Londoño de que el presidente adelantaría las elecciones si perdía el apoyo político o de los roces de Ramírez con los militares, el catalizador de estas salidas parece haber sido el fracaso del gobierno en el referendo del 25 de octubre, promovido para sanear las finanzas públicas y combatir la corrupción.
La consulta se hundió en medio de la abstención, propinándole la primera derrota en las urnas a Uribe en su carrera como político, ya que antes de llegar a presidente fue alcalde, gobernador y senador.
"El presidente busca dar el mensaje que mantiene el control y tiene la autoridad para ocupar el centro de la política en el país", dijo a la AP el decano de Ciencia Política de la Universidad Javeriana, Fernando Giraldo. "Uribe es muy mal perdedor, le hace pagar los errores a sus propios amigos", agregó.
Uribe reemplazó a Londoño y Ramírez con hombres de negocios sin experiencia política. En Interior y Justicia quedó Sabas Pretelt y en Defensa Jorge Alberto Uribe. Mientras en Medio Ambiente y Vivienda, designó a Sandra Suárez, directora del área social del Plan Colombia contra las drogas.
"Aquí no nos importa ganar o perder elecciones. La victoria por la cual yo trabajo, es la victoria en la lucha contra el terrorismo, la victoria en la lucha contra la corrupción y la victoria por la reactivación de la economía. No importan otras derrotas", dijo el miércoles el presidente a la prensa.
A pesar que los cambios de gabinete son comunes en los gobiernos ante problemas, a Uribe se le está cobrando su promesa de mantener ministros para sus cuatro años de mandato.
"Lo que debía haber sido una presentación favorable de un gabinete renovado con la posibilidad de mejorar la acción administrativa... se convirtió en una crisis", indicó a Radio RCN el ex ministro del Interior, Humberto de la Calle, respecto a la imagen internacional que se ha generado.