Entre 1930 y 2002 las defunciones anuales apenas han disminuido de 508 mil a 461 mil, pero debido a que la población se ha multiplicado 5.5 veces la tasa de mortalidad se ha reducido significativamente de 27.5 decesos por cada mil habitantes en 1930 a 4.5 en la actualidad.
En otros términos, mientras en número las muertes apenas han disminuido diez por ciento, el riesgo medio de morir se ha reducido a la sexta parte, y la vida media de los mexicanos se duplicó (entre 1930 y 2002), de 36.9 a 77.1 años, en el caso de las mujeres, y de 31.9 a 72.1 años respecto de los varones, de acuerdo con estimaciones del Consejo Nacional de Población.
Asimismo, en 1930 las defunciones masculinas (263 mil) eran 7 por ciento mayores a las femeninas (245 mil); hoy día son 25 por ciento superiores (256 mil frente a 205 mil).
La mayor sobrevivencia de la población se vincula estrechamente a la transición epidemiológica, que es uno de los cambios sociales más notables del siglo XX, la cual se define por el paso de una situación donde predominan las enfermedades características de la infancia, adolescencia y juventud -como las infecciosas, parasitarias, maternas e infantiles-, a un escenario donde son más profusos los padecimientos crónicos y degenerativos, asociados a la madurez y senectud.
En la actualidad, las causas que originan la muerte difieren por edad y sexo.
La desigualdad social es más evidente entre los menores de cinco años de edad, donde se contabilizan más de 54 mil decesos (31 mil de niños y 23 mil de niñas). Destacan las afecciones del periodo perinatal con 22 mil y, en menor grado las anomalías congénitas con 9 mil, las infecciones respiratorias con 5 mil y las infecciones intestinales. De particular relevancia, entre las muertes perinatales, son las 13 mil debidas a asfixia y trauma durante el nacimiento, que representan casi la tercera parte de las defunciones de menores de un año de edad y que, en su mayoría, se pueden evitar con una adecuada atención del parto.
La agitada vida moderna, principalmente la urbana, ha traído como consecuencia una alta mortalidad debido a los accidentes de tránsito: un total de 14.2 mil defunciones anuales, 11.2 mil de hombres y 3 mil de mujeres; 8.6 mil corresponden a ocupantes del vehículo y 5.6 mil a peatones atropellados. El riesgo de morir en un accidente de tránsito es mayor entre los hombres de 15 a 49 años, quienes concentran 7.4 mil defunciones por esta causa.
La descomposición social se advierte entre quienes se quitan la vida o quienes privan a otros de ella: 3.4 mil cometen suicidio y 10.8 mil mueren por homicidio. Ambos son mucho más frecuentes entre los hombres que en las mujeres, principalmente los asesinatos, donde 8.6 mil de los cuales se concentran en varones de 15 a 64 años de edad.
En la misma etapa de la vida, 1.2 mil mujeres fallecen por causas maternas, muchas de las cuales nuevamente pudieran ser evitadas con una adecuada atención durante el embarazo, el parto y el puerperio.
Ciertos hábitos que entrañan algún tipo de riesgo para la salud llegan a cobrarse con la vida tarde o temprano. Tal es el caso del consumo del alcohol que provoca el fallecimiento de 4.4 mil personas por trastornos mentales y de 26.7 mil por cirrosis.
La mayor presencia de alcoholismo entre los hombres se evidencia en la cantidad de defunciones que les corresponden: 4.1 y 20.6 mil, respectivamente. Asimismo, el tabaquismo se vincula estrechamente a 6.5 mil muertes (4.4 mil de hombres y 2.1 mil de mujeres) por cáncer del pulmón.