Al cierre de marzo se contabilizaron 15 incendios forestales con afectaciones en 370 hectáreas, un 29 por ciento menos en comparación al primer trimestre del 2002, sin embargo, los pronósticos meteorológicos adelantaron que los meses de abril y mayo serán del alto riesgo en materia de conflagraciones en el bosque, como consecuencia del calor natural de la temporada y el período de estiaje que ha estado presente en los últimos 10 años en el estado.
Al concluir el primer trimestre del año pasado, se registraron 21 incendios forestales con daños en 299 hectáreas, pero al final de la temporada se acumularon 183 siniestros de este tipo con afectaciones en 14 mil 100 hectáreas.
De acuerdo con estos datos, entre los meses de abril, mayo y junio se registra en promedio el 89 por ciento de los incendios forestales, como efecto de la temporada crítica del clima y la ausencia de las lluvias.
Hasta marzo del 2003, el municipio de Pueblo Nuevo va a la punta en conflagraciones en el bosque, con un reporte de 7 siniestros y daños en 219 hectáreas, es decir, el 46% de los incendios y el 60% de la superficie afectada.
En la temporada de este año, el segundo lugar es ocupado por el municipio de San Dimas con 5 incendios y 39 hectáreas afectadas; luego están Canatlán, Tepehuanes y Mezquital, con un siniestro cada uno, pero daños en 80, 25 y 7 hectáreas respectivamente.
Históricamente las conflagraciones en el bosque tienen impacto en quince municipios del estado, de los cuales Pueblo Nuevo, San Dimas, Durango y Tamazula son los que presentan la mayor incidencia en este tipo de siniestros, acotó un informe de la gerencia regional de la Comisión Nacional Forestal.
Según los datos consultados, de los 183 incendios del 2002, 43 tuvieron lugar en Pueblo Nuevo y los daños alcanzaron a mil 596 hectáreas, luego siguió San Dimas con 25 y una superficie de 349, mientras que en tercer lugar se ubicó Durango con 19 siniestros y mil 712 hectáreas afectadas.
La cuarta posición fue compartida por Topia y Tamazula, con 17 reportes de fuego y daños en mil 381 y 468 hectáreas por municipio; en quinto lugar se colocó Santiago Papasquiaro, con 13 incendios y mil 110 hectáreas afectadas.
En el sexto lugar se registró un empate más entre los municipios de Tepehuanes y Otáez, con once siniestros y daños en 2 mil 153 y mil 613 hectáreas, respectivamente. Después aparecen Canelas, Guanaceví, Mezquital, Ocampo, Canatlán, El Oro y Lerdo, con 8, 7, 4, 4, 2, 1 y 1, respectivamente.
Año 1995, el más crítico
La estadística oficial recopilada en la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales asentó que en los últimos nueve años, 1998 ha sido el más crítico con un reporte de 436 incendios y 58 mil 950 hectáreas que han sido impactadas.
En 1995 se contabilizaron 359 conflagraciones en el bosque y 26 mil 140 hectáreas afectadas, para 1999 se reportaron 354 siniestros de este tipo y 25 mil 468 hectáreas, mientras que para el 2000 hubo 349 y 47 mil 009 hectáreas.
En la temporada de 1996 fueron 312 conatos con daños en 26 mil 740 hectáreas, 183 en el 2002 y 14 mil 100 hectáreas, 92 en el 2001 y 7 mil 880, en tanto que 1997 ha sido el menos afectado con 23 incendios y 435 hectáreas impactadas por el fuego.
En términos generales, Durango se ubica en el séptimo lugar nacional en cuanto al índice de afectación por superficie, con un promedio de 53.25 hectáreas dañadas por hectárea, asentaron las estadísticas consultadas.