Con la imagen de la Virgen Morena, pintada hace 200 años, las obras del templo se observan inconclusas
Aunque la obra no está detenida la terminación del nuevo Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe no avanza, en virtud que se requieren por lo menos 8 millones de pesos para completar la instalación del techo y los detalles, básicamente orientados a la colocación de piso, enjarre de las paredes, herrería y el arreglo de lo que será el altar mayor.
Con la imagen de la Virgen Morena, pintada hace 200 años por el maestro Andrés López, el nuevo templo se observa inconcluso. El piso es de tierra, los muros asoman los ladrillos, de los pilares entresalen las varillas, no hay puertas y el espacio para el atrio es un llano terreno.
La nueva construcción, iniciada en la gestión parroquial del padre Antonio Mier Mier, el tercer párroco guadalupano, data de diez atrás y hasta el momento se tiene la obra negra del templo y sólo está concluido el columbario que tiene disponibles mil 640 criptas, sesenta ya se han vendido a un precio de 7 mil 500 pesos cada una.
Actualmente, el padre Pascual Lizardo Casas, cuarto párroco del Santuario, manifestó que hacen falta donativos de los fieles católicos, de los hombres de empresa y personas de buena voluntad que quieran colaborar económicamente o en especie –materiales de construcción- para la edificación del nuevo recinto.
En el novenario de peregrinaciones del 2002 un grupo de empresarios de una cadena de hoteles prometió un donativo de un millón de pesos, sin embargo, esta aportación no se concretó y el arranque de la instalación de una primera etapa del techo quedó truncada, explicó.
Requieren 1.5 mdp para iniciar
El padre Lizardo Casas, con siete años como párroco en este templo y con 30 años de sacerdote, explicó que en lo general se necesitan no menos de 8 millones de pesos para completar la obra, sin embargo, para iniciar una primera etapa de la instalación del techo con estructura metálica se requiere de 1.5 millones de pesos, que en teoría podrían ser conseguidos a finales de este año o para principios del próximo.
Indicó que prácticamente se han perdido las esperanzas del donativo de un millón de pesos ofrecido por un grupo de empresarios hoteleros, pero se solicitará el apoyo económico de personas de la iniciativa privada de la localidad, incluso “el señor Miguel Rincón ya aseguró una aportación de 100 mil pesos”.
No hay una fecha precisa para reactivar los trabajos, pero se hará un esfuerzo para iniciar la construcción tras el novenario guadalupano de este 2003.
El actual Santuario es insuficiente
El actual recinto guadalupano, que data del año 1657, resulta ya insuficiente para dar cabida a los fieles que acuden en las fiestas de diciembre y en general a los servicios de misa los domingos, apuntó el sacerdote Lizardo.
Cada domingo se ofician once misas, a partir de las seis de la mañana hasta las 8 de la noche, pero el templo resulta insuficiente para dar cabida a la asistencia de fieles, de tal manera que se hace necesaria la construcción de un nuevo espacio.
El inmueble de 346 años de antigüedad de ninguna manera será clausurado, al contrario, se mantendrá vigente, pero con menos carga de oficios religiosos, explicó el padre Lizardo Casas.
La Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe se compone de cinco colonias del norte de la ciudad, a decir: Maderera, Ampliación Rosas, Rosas del Tepeyac y Guadalupe, además de 10 comunidades del medio rural, entre las cuales están La Tinaja, Chupaderos, Casa Blanca, San Salvador, Morcillo, Cevallos, La Perla, La Joya y la antigua Estación Carpintero.
La construcción del actual Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe inició en 1657 bajo las instrucciones del obispo de aquel entonces, monseñor Pedro Barrientos Lomelín, luego en la época del obispo Pedro Tapiz, entre 1715-1727, se concluyó la nave central y se ordenó la construcción de la finca adjunta al templo (actualmente utilizadas como oficinas, salones y la casa cural), revelaron datos históricos de la Arquidiócesis de Durango.
El altar mayor del templo está clasificado en el estilo gótico renacentista y su obra es autoría del cantero duranguense Benigno Montoya. Su inauguración está asentada el 12 de diciembre de 1885.
Posteriormente, a principios del siglo XIX, en el gobierno eclesial del obispo Francisco Mendoza y Herrera se propició la construcción de la tercera parte de este Santuario, lo que hoy ocupa la sede de un convento de religiosas misioneras del rosario y la familia. Esta sección fue concluida el 12 de diciembre de 1912.
Originalmente la tercera sección fue ocupada por la Compañía de Jesús, después dio cabida al Colegio Guadalupano, una escuela de las primeras letras y unos talleres de la sociedad de artesanos.
El atrio del templo fue construido en el gobierno episcopal de monseñor José María González y Valencia, para luego ser inaugurado el 12 de diciembre de 1951.
El Santuario es testigo de la historia de Durango, porque además de mostrar tres siglos de construcción, conserva en su presbiterio los restos de seis insurgentes clérigos que fueron sacrificados en la Cuesta de la Cruz la mañana del 17 de julio de 1812.