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Roma, Italia.- Luego de 57 años de exilio, la ex familia reinante italiana de los Saboya retornó ayer al país y eligió la ciudad de Nápoles como primera etapa, donde fue recibida en medio de enfrentamientos entre sus seguidores y sus críticos.
El avión Falcón 900 procedente de Ginebra, Suiza, aterrizó a las 14:45 horas locales en el aeropuerto napolitano de Capodichino con Vittorio Emanuele IV de Saboya, su esposa Marina Doria y su hijo Emanuele Filiberto a bordo.
“Estoy muy emocionado” fueron las primeras palabras de Vittorio Emanuele, quien partió en 1946 al exilio, a los nueve años de edad, acompañando a sus padres, Umberto II y María José, los últimos reyes de Italia.
Sin embargo, una misa programada en la catedral napolitana debió ser suspendida debido a algunos enfrentamientos y momentos de tensión entre monárquicos y opositores a los Saboya.
La ex familia reinante renunció a visitar la capilla de San Genaro, patrono de Nápoles, donde pensaba participar en una misa. Tras abandonar el aeropuerto, los Saboya se reunieron con el presidente de la región de Campania, Antonio Bassolino y con la alcaldesa de Nápoles, Rosa Russo Jervolino.
Una vez que la policía restableció el orden en el centro de la ciudad, se dirigieron al palacio arzobispal, donde fueron recibidos por el arzobispo local, el cardenal Michele Giordano.
“Desembarcando en la ciudad partenopea (Nápoles) asumo una obligación moral hacia esta ciudad tan amada por mí y mi familia”, dijo Vittorio Emannuele IV, de 66 años de edad.
“El calor de los napolitanos, así como del resto de los italianos, ha sido en estos largos años una ayuda válida para soportar el exilio”, señaló.