MATAMOROS, COAH.- Jesús Covarrubias Acosta de 65 años, con el mismo entusiasmo de hace 36, continúa produciendo el ladrillo de sol a sombra. Mientras se da o no la reubicación, estas jornadas intensas tienen que seguir.
Un aire fresco se sintió en ese momento cuando el obrador junto con sus hijos, trabajaba el ladrillo. Mientras sus pies “amasaban” la mezcla de tierra blanca y arcilla; un azadón le servía para atrapar y juntar el lodo así como desbaratar todo aquel elemento grumoso.
-Esto debe quedar bien..., son clientes muy exigentes. Fue su comentario.
Un paliacate rojo, un short azul vivo y una camisa deportiva a dos tonos -amarillo y morado- era la vestimenta de este hombre, cuya piel está ya gruesa y enrojecida por las frecuentes exposiciones al sol.
-Ai´ disculpe usted, pero es que se nos juntó el trabajo, pos´ ayer la lluvia hizo polvorón el ladrillo que faltó quemarse y pos´ aquí nos tiene, trabajando doble... pero pregunte, que yo le contesto... Emitió casi sofocado a manera de disculpa.
La reubicación de las ladrilleras promovida por el Ayuntamiento se proyecta para el área sur del municipio, en un lugar conocido como La Manga, precisamente a un costado del panteón municipal, que para muchos de los obradores, no es del todo conveniente.
-Pero esto es como antes nosotros le decíamos a la novia, te vas conmigo, sí o sí, si no por ahí hay muchas interesadas.
Soltó una sonora carcajada y luego haciendo a un lado el azadón, continuó.
-Pos´ para que nos hacemos men..., así como dijo un diputado federal que fue hace tiempo a una de las juntas, esto no es de que la piensen... es de que quieran... así que no nos queda de otra.
En el ejido Santo Tomás es donde se encuentra la ladrillera de Covarrubias Acosta; en ese mismo sector, se ubican alrededor de 27 obradores más, pero según informó el hombre, son tierras ejidales, donde por cada quema, pagan 150 pesos.
-Mire usted, pos´ viéndolo bien, a muchos sí nos conviene reubicarnos, pos´ así como nosotros, muchos pagan renta, entonces, que nos den un terreno, ya nuestro, sí sería bueno... pero en lo que la pensamos, es en cuanto a nuestra clientela, que ya saben donde estamos... qué tal si no van hasta allá...
Comentó como si buscará una respuesta al tiempo que colocaba más tierra negra a la mezcla, “pa´que agarre”, dijo entre sofocos.
-¿Entonces no aceptan ser reubicados, qué no es buena aquella tierra?
-No, mire, es que todo cambio lleva sus riesgos, uno se la juega, pero sí, la tierra ya será nuestra y con papelito y todo nos la dan, pos así qué bien.. y sobre si el área es buena o no pal´ ladrillo, pos´ es como copiarle a una buena mujer, que es muy buena pa´ la cocina, con un buen condimento, prepara un gran rico manjar...”. Soltó una risilla traviesa.
Consideró que se llevará tiempo la reubicación, pues en los últimos días no se ha llevado ningún tipo de reunión informativa, ya que las autoridades están esperando los resultados de un experimento que un grupo de ladrilleros lleva a cabo con tierra tomada de La Manga, para descubrir si dicha área es apta o no para elaborar ladrillo. Y casi en un murmullo, puntualizó:
-Pa´ qué tanto rollo, es que el que sabe sabe, pos´ como le dije, si le ponemos sus condimentos, esa tierra sirve, porque sirve... pero mientras son peras o manzanas... aquí estaremos esperando a ver que decide la autoridad...