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Nueva York, EU.- El gobierno estadunidense está ultimando planes para administrar Iraq después de la esperada caída de Saddam Hussein, que prevén una fuerte presencia militar en el país árabe durante por lo menos año y medio.
Los planes, cuyos rasgos generales fueron dados a conocer ayer por el diario The New York Times, también consideran juicios militares para los líderes iraquíes de mayor rango y el rápido control de los campos petroleros para financiar la reconstrucción.
De acuerdo con el rotativo, que cita fuentes gubernamentales involucradas en la planificación, las propuestas se han desarrollado desde hace varios meses y han sido discutidas con el presidente George W. Bush en considerable detalle.
Constituyen, señala el Times, el más ambicioso programa estadunidense para administrar un país desde la ocupación de Alemania y Japón al cabo de la Segunda Guerra Mundial.
El equipo de seguridad nacional de Bush está considerando un mando “híbrido” para el Iraq post-Hussein, con un comandante militar estadunidense a cargo de la seguridad y alguna clase de administrador civil que teóricamente tendría la misma influencia.
Este último se encargaría de reactivar la economía, reconstruir las escuelas e instituciones políticas y manejar los programas de ayuda.
Washington espera que poner estos poderes en manos civiles aliviaría las preocupaciones de los países árabes de que un comandante militar único tendría un poder ilimitado.
No resulta claro si el administrador civil sería estadunidense o si la Organización de las Naciones Unidas se haría cargo de esa parte de la operación.
Sin embargo, se asume que en los primeros y caóticos meses, el comandante militar tendría autoridad indisputada, que usaría para mantener la paz, perseguir a los principales colaboradores de Hussein, buscar armas de destrucción masiva y, como dijo un asesor de alto rango de Bush, “mantener unido al país”.
Pero la forma en que se llevará a cabo la gradual cesión de responsabilidades a una administración civil internacional, y al cabo de varios años a un gobierno iraquí, sigue siendo incierta.
Refiriéndose al gobernante partido Baath, funcionarios estadunidenses dicen que la “desbaathificación” de Iraq será por lo menos tan compleja como la desnazificación de Alemania.