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WASHINGTON, EU.- Estados Unidos permite que compañías nacionales exporten pistolas de descarga eléctrica e instrumentos de sometimiento físico a 39 países acusados de torturar a disidentes, reveló ayer la revista U.S. News & World Report.
De acuerdo con una investigación de la revista, durante los últimos dos años, bastones y pistolas de descarga eléctrica, así como equipo similar fueron exportados a países como Haití, India, Libano y Turquía, entre otros.
El semanario recordó que el Departamento de Estado ha citado a autoridades en esos países de ser los responsables de turturar prisioneros con equipos que emiten descargas eléctricas.
Destacó que algunas de las compañías que venden esos equipos han encontrado medios para enviar sus productos al extranjero sin tener que solicitar del Gobierno la licencia, que por Ley, están obligados a obtener para tal propósito.
“Como es posible que Estados Unidos otorgue licencias para exportar equipos que emiten descargas eléctricas a Turquía, cuando el Departamento de Estado ha reportado la tendencia a torturar con ese equipo”, dijo Maureen Greenwood, de Amnistía Internacional.
Para la revista la respuesta descansa en el hecho de que el Departamento de Comercio, encargado de expedir estas licencias, se ha convertido en un mero estampa-sellos para las mas de 60 compañías estadounidenses que buscan exportar este tipo de equipos.
Críticos de éstas exportaciones señalaron que la confianza de esas empresas es tal, que algunas de ellas promueven abiertamente en la red Internet los medios para exportar equipos tales como las pistolas de descarga eléctrica.
Taser International, una de los principales exportadores de pistolas de descarga eléctrica realiza ventas en 59 países, varios de los cuales han sido citados en la lista de naciones que recurren a la tortura, tales como India, Perú, Arabia Saudita y Turquía.
Citando cifras del Departamento de Comercio, la revista reveló que el año pasado las exportaciones estadounidenses de equipos que emiten descargas eléctricas y de sometimiento físico, tales como esposas y grilletes, alcanzaron los 19 millones de dólares.
Defensores de los Derechos Humanos admiten que la exportación de tales equipos tiene usos legítimos, si bien insistieron que no hay garantía alguna de que no sean utilizados para torturar.