13 de diciembre de 2003
BAGDAD, (Reuters).- El jefe del ejército de Estados Unidos en Iraq dijo el sábado que revisará la estructura de salarios del ejército iraquí después de una ola de deserciones en la nueva fuerza debido a los bajos salarios.
Sus declaraciones se producen después de que una bomba mató a un soldado al oeste de Bagdad, en el último de una serie de ataques mortales que han incrementado la presión interna sobre la administración de Estados Unidos y que llevó a acelerar sus planes para entregar el poder a los iraquíes.
El teniente general Ricardo Sanchez reconoció que los soldados que desertaron con salarios inferiores a 150 dólares mensuales pueden tener una razón legítima para quejarse.
"Estamos en el proceso de revisar las escalas de pago para determinar qué se necesita hacer para asegurar que tengan un nivel de vida decente", dijo a periodistas en Bagdad.
Los planes de crear un nuevo ejército iraquí, con unos 40.000 efectivos, que ayude a reemplazar a las tropas estadounidenses en las calles iraquíes, sufrió un duro golpe esta semana.
Funcionarios de la administración civil liderada por Estados Unidos dijeron que casi la mitad de los 700 hombres de la primera unidad habían desertado a causa del salario el salario.
Esas tropas, junto con unas fuerzas de seguridad y policía de mayor envergadura, son vitales para los planes estadounidenses de entregar la responsabilidad por la seguridad y la soberanía a los iraquíes a mediados de 2004, antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Sánchez dijo que esperaba tener una solución sobre el asunto del salario en las próximas semanas, y añadió: "Creo que nuestro objetivo de construir un nuevo ejército iraquí aún es válido." Los problemas de Washington en Iraq se extendieron a Europa, donde el ministro de Defensa alemán --cuyo país se opuso a la guerra para derrocar a Saddam Hussein, encabezada por Estados Unidos-- dijo que las tropas estadounidenses estaban mal preparadas para su misión de acondicionar a Iraq para la democracia.
Las declaraciones reflejaron la profundidad de las diferencias transatlánticas sobre Iraq tras la decisión del Pentágono de limitar los contratos de reconstrucción por valor de 18.600 millones de dólares a los países que respaldaron a Estados Unidos, congelando las posibilidades de Alemania, Francia y China.
Funcionarios de la Comisión Europea están estudiando si las restricciones violan las normas de la Organización Mundial del Comercio.