México, DF.- La noche del miércoles el puertorriqueño Ricky Martin presentó en esta capital, ante casi tres mil personas, su más reciente disco titulado Almas del Silencio, con un recital en el que demostró que la madurez artística y musical ha llegado a su carrera.
Seguridad, dominio del público, comunión con sus músicos y un excelente sonido fueron el marco perfecto para que Ricky se luciera ante sus más fieles seguidores mexicanos y uno que otro boricua, quienes, siempre de pie, casi llegan la Zona Playa del Hipódromo de las Américas.
Imágenes del espigado cantante, palabras de los compositores del disco, así como comentarios del productor eran el preludio de lo que se esperaba fuera un magno concierto.
Un retraso de una hora con 40 minutos provocó que la gente, un tanto molesta, gritara “fraude” y “¡vámonos!”.
Los músicos recibieron los más fuertes reclamos cuando se apostaron al lado de sus instrumentos, llegando al punto más álgido cuando un grupo de mujeres gritó el nombre de Luis Miguel.
Poco después de las 23:00 horas locales, Ricky surgió del escenario, pantalones de piel café y camisa negra; un ligero tropiezo que no pasó de ahí y la fiesta daba inicio.
Rebeca de Alba y la madre de Ricky en una zona especial, atentas a cada movimiento del boricua. Jaleo y Tal Vez milagrosamente acallaron las molestias del respetable, atrás se había quedado el coraje de la espera y el cansancio de estar todo el tiempo de pie.
Un medley, Besos de Fuego y La Bomba fueron la antesala del primer cambio de ropa.
Ahora, una playera entallada color plomo mostraba su delineado torso y el mayor grito de las féminas se escuchó cuando en un giro del artista, el pantalón dejó ver una blanca prenda íntima por detrás.
“Qué bueno estar de nueva cuenta en tierra azteca, hacía mucho que no estaba en un escenario y este aplauso es mi alimento”, tenía ya al público comiendo de su mano.
Si tú te Vas y Nadie Más que Tú” ésta última de su autoría, mantenían a todo mundo viendo el imponente escenario.
Y al presentar el tema que da título al disco, Ricky explicó su ausencia, “necesitaba un rato de silencio, para volver a las cosas simples. Ahora estoy aquí para presentar este disco, Almas del Silencio, que fue recreado con imágenes del viejo San Juan.
Un cambio de ropa más y la introducción, idéntica a la del disco, con Los hermanos Zepeda (bomba y pleno), Nestor Torres (flautista) y Edwing Colón Zayas (cuatrista), le dieron ese sabor puertorriqueño a la noche, Raza de mil colores.
El tema del famoso Arjona, Asignatura Pendiente, dijo Ricky, “presenta mi realidad, encuentra esa vulnerabilidad que no se había visto ante las cámaras”. El final se acercaba y un Ricky impetuoso y energético soltaba otro medley, con Fuego Contra Fuego, Bella y Vuelve.
El primer y único encore poco antes de la media noche, Ricky regresaba para deleitar con Living la Vida Loca, Cup of Life y María.
El edificio, en pleno, era una locura con los coros de “ale, ale, ale” y “go, go, go”.
En punto de las 0:10 horas locales, el cantante se retiraba, después de cerca de 60 minutos de intensidad y buena música.