SERLO O PARECERLO
Si de pronto apareciera,
Diógenes el renombrado
filósofo que empeñado
tras un hombre siempre fuera,
con su lámpara encendida
en la plena luz del día,
seguro que de perdida
lo aprehendía la policía.
No por serlo, que no lo era,
pero sí por parecerlo
que eso no había más que verlo
y oír lo que vocifera.