Cuando los Olmecas de Tabasco visitaron a Vaqueros, en el Estadio de la Revolución, Héctor Estrada buscó arreglar su pase al equipo del sureste; la inconformidad del nativo de Navojoa era evidente y en esos momentos lo único que deseaba era cambiar de franela.
Isaac Jiménez fue enviado a Cafeteros de Córdoba en contra de su voluntad y el cambio se antoja incorrecto, por los buenos juegos que lanzó este zurdo en sus últimas salidas como inicialista, además de la evidente necesidad de la novena en ese departamento; Jiménez se fue molesto a la tierra del café y sabe que su salida fue orquestada por el manager, Alex Taveras, que sin embargo, mucho le ha aguantado a sus protegidos, Isabel Girón y Aníbal Reynoso, aunque este último tuvo una gran actuación el miércoles anterior en Puebla.
Cuando Alejandro Ortiz fue enviado a la caseta, su molestia era evidente; a Jorge Luis Valle le incomoda no estar en el terreno de juego y ser utilizado como primera base; en el arranque de la temporada, Eloy Arano fue sentado por correr mal las bases y hoy mismo en el plantel se pueden ver peloteros que no hacen el esfuerzo extra.
No es posible perder un juego de beisbol en el que se conectan 16 imparables, como le sucedió a Vaqueros el martes anterior frente a Pericos de Puebla; no se puede salir con la derrota a cuestas después de llevar ventaja en dos ocasiones y en la forma en que le sucedió a Laguna el miércoles, en el segundo de la serie, y tampoco se puede caer cuando se llega a la última entrada con seis carreras de ventaja, como aconteció ayer.
La mala racha de Vaqueros Laguna va más allá de los errores de Alex Taveras, los cuales han sido evidentes y repetitivos, porque el beisbol en República Dominicana y los Estados Unidos, es muy diferente al que se juega en la Liga Mexicana de Verano. Taveras dijo telefónicamente desde su país, que gustaba jugar un beisbol agresivo, pero ese término obliga a utilizar continuamente el toque de bola, el robo de base y el hit and run, desde luego, cuando la situación y las características de cada pelotero lo permitan. En Vaqueros se requieren cambios radicales y nadie más que la directiva para tratar de realizarlos correctamente, porque si el ambiente de Alex Taveras no es sano, se hace urgente la intervención en busca de solucionarlos.
Se dice que la “Legión Extranjera” disfruta de mayores beneficios que el pelotero mexicano y esa situación lógicamente causa molestia entre los afectados, porque a excepción de Alberto Castillo y Calvin Pickering, ninguno ha entregado los resultados positivos que se esperaban, de acuerdo a los antecedentes por los que fueron contratados.
Alex Taveras y los dominicanos que lo acompañan en esta aventura, han manifestado siempre una gran confianza, pero han exagerado y los resultados son lamentables, porque al considerar el manager que nadie conoce de beisbol como él, se incurre en una situación absolutamente irreal, de la que parece estar totalmente convencido.
Cuando Laguna se disponía a recibir a Monterrey, Ernesto Borbón, coach de pitcheo, derrochaba optimismo, a pesar de que se le dijo claramente que los Sultanes no eran ni Monclova ni Reynosa. “Estamos preparados para todo y queremos ser el mejor equipo en pitcheo colectivo” comentó el dominicano en esa ocasión; al término de la serie la realidad fue muy distinta y Vaqueros dejó el primer lugar general, para ubicarse en media tabla, de donde aún no puede levantarse.
La decisión final será de José Antonio Mansur, pero si Alex Taveras desea mantenerse como manager de Vaqueros, lo primero que debe hacer, es dejar la soberbia en casa, porque llevarla al estadio le trae consecuencias muy lamentables. La primera condición que un ser humano requiere para corregir sus errores, es reconocerlos y no como en su caso, decir que nadie conoce de beisbol, ni los aficionados ni la prensa; si Taveras supiera de pelota lo que él afirma, sencillamente Vaqueros estaría hoy entre los líderes de la Zona Norte, porque el plantel que se le integró alcanza para eso.
Alex Taveras puede ser un buen manager, pero no lo podrá demostrar mientras no se dé un “baño de humildad”, porque mucho bien le haría escuchar comentarios, aceptar sugerencias y después él mismo decidir lo que mejor le parezca.
Se ha dicho en repetidas ocasiones que el dominicano en el beisbol equivale al argentino en el futbol y los desplantes de Alex Taveras demuestran que esa aseveración está apegada a la realidad. Es importante recalcar que no se duda de la capacidad del manager vaquero como tal, pero sí se le pide poner los pies en la tierra y no pensar que cuando aparecen los relámpagos, es porque Dios les toma fotografías. El manejador de Vaqueros indudablemente conoce su negocio, pero debe regresar a la actitud que enseñó durante toda la pretemporada, llena de humildad y deseos verdaderos de enseñar a los muchos peloteros jóvenes que tuvo en el campamento.