Lo primero que directiva, afición y prensa deben exigir a un pelotero profesional es el máximo esfuerzo en todos los partidos y cuando el jugador no lo hace así, entonces viene la necesidad de cortar por lo sano y prescindir de sus servicios. Vaqueros Laguna en el 2003 no es un equipo que paga bajos sueldos, además, los jugadores hoy disfrutan de muchos beneficios, como nunca antes se tuvieron en esta plaza.
Cuando se ve un plantel como el de Vaqueros, con actuaciones deficientes, sin el entusiasmo requerido y con falta de profesionalismo, entonces es necesario levantar la voz para exigir, sobre todo cuando el pelotero tiene la calidad suficiente para ser considerado entre los estelares.
Es cierto, en el arranque de la segunda vuelta, Israel Alcántara y Calvin Pickering llevan 14 cuadrangulares, pero es interesante preguntar ¿cuántos de esos batazos han dado victorias al equipo? La respuesta indica que este par de morenos aún están en deuda, porque se trata de dos peloteros de ligas mayores, que perciben un sueldo acorde a su categoría. Tampoco se puede negar que Vaqueros cuenta con un gran plantel y ocupar el sexto sitio entre ocho, para obtener cinco puntos en la primera mitad, es algo que a nadie tiene satisfecho. Vaqueros tiene plantel superior al de Pericos de Puebla y Monclova, además, nada le pide al de Saraperos de Saltillo, entonces ¿por qué no exigir a alguien con calidad comprobada?
Lo anterior no significa que la exigencia sea exclusiva de los estelares, porque en un equipo como Vaqueros, aspirante a cosas importantes, no caben los mediocres, los que se esfuercen medianamente, sino aquellos como Carlos Rodríguez, que en cada acción deja el cien por ciento en el terreno de juego.
A través de estas líneas José Antonio Mansur habló fuerte sobre sus peloteros y coaches, lo hizo desde Nuevo Laredo, después de una actuación lamentable en el final de la primera vuelta; hoy ese equipo, con los mismos 28 peloteros, vence de manera contundente al súper líder y lo hace en el propio territorio de los felinos. Las palabras de Mansur, no las que dijo a través de este espacio, sino las que pronunció de frente a cada uno, parece ser que empiezan a surtir efecto.
Para entender algunos puntos finos del beisbol en ocasiones es necesario ponerse en el lugar de un verdadero seguidor del beisbol, ese que continuamente se retrata en la taquilla y en base a un gran esfuerzo económico acude a disfrutar de su espectáculo favorito; la molestia no se da cuando el equipo pierde, sino por la forma en que se encuentran las derrotas; un triunfo o un revés son cosas de todo deporte, como lo es también la necesidad de brindarse al máximo, porque de lo contrario, aquel esfuerzo por estar en las tribunas no se ve recompensado y es ahí cuando se defrauda al aficionado.
Ayer el equipo naranja, además de actitud positiva, se encontró con movimientos acertados en cuanto a la dirección, ahora se volvió a voltear a la banca y se dio la oportunidad a Ramón Espinoza, el segundo receptor que no defraudó y entregó buenas cuentas en sustitución de Alberto Castillo; el dominicano es un peloterazo de pies a cabeza, pero también requiere descanso, más al tratarse de un doble juego y en una posición tan complicada.
Se debe pensar hoy en una gran posibilidad de ganar, porque entre Tigres y Vaqueros no hay diferencia, aunque si llega la derrota, ésta deberá tomarse con calma, siempre y cuando se haya luchado con todo en busca del triunfo. El pronóstico para Vaqueros era desalentador al iniciar la segunda vuelta, porque visitar al mejor equipo de la primera mitad es complicado, como lo será también el “Eduardo Vasconcelos” de Oaxaca; los Guerreros ya tienen a Luis Sojo, venezolano que fue compañero de Alberto Castillo con los Yanquis de Nueva York y en su debut de inmediato dio muestras de su calidad.
Apoyar y exigir, son verbos que siempre estarán presentes cuando se hable de un equipo como Vaqueros, integrado por un excelente plantel, aunque en ocasiones afectados por situaciones anómalas que resulta complicado entender.