Cuando estaba a punto de arrancar el play off en las ligas mayores de beisbol, muy pocos aficionados sabían quién era el manager de los Medias Rojas de Boston, pero de la noche a la mañana el nombre de Grady Little tomó una popularidad muy superior a lo común en un personaje de esa naturaleza.
Durante mucho tiempo se va a hablar del séptimo juego por el título de la Liga Americana, cuando los patipálidos de Boston tenían un pie en el ?Clásico de Otoño?, hasta que sucedió lo que todo mundo sabe, sin que hasta ahora haya alguien que reconozca el mérito en la reacción de los Yanquis de Nueva York, quienes gracias a ese coraje logran meterse a la Serie Mundial 2003, que precisamente en esta ocasión celebra su primer centenario.
A ?toro pasado? lo más cómodo es señalar a Grady Little como responsable de la derrota bostoniana, pero vale la pena tratar de entender las razones de tan criticado estratega, hoy sentado en el banquillo de los acusados.
¿Por qué Pedro Martínez subió al montículo en la parte baja de la octava entrada?, esa es la pregunta cuya respuesta quizá nunca se conozca, aunque la decisión de Grady Little finalmente marcó el rumbo del partido y de la serie por el campeonato de la Liga Americana.
El zurdo Alan Embree y el derecho Mike Timlin, tuvieron mucha actividad, principalmente un día antes, cuando Boston logró el triunfo que llevó la serie a un séptimo encuentro y esa parece la explicación más lógica para haberse jugado el todo por el todo con Pedro Martínez, que logró transmitir seguridad a su manager, para que éste finalmente optara por mantener al estelar dominicano en el centro del diamante.
En contra del manager de Medias Rojas pesa el hecho de no enseñar seguridad a la hora de hacer sus movimientos, ya que un lanzador como Pedro Martínez nunca va a responder negativamente cuando se le pregunte cómo se siente, sobre todo en un partido de tanta importancia. Hoy ya con el equipo de Boston en plenas vacaciones, se hablará del tema Grady Little, con puntos de vista en contra del estratega, como la mayoría, mientras que algunos más analíticos podrán aportar algo en favor de este ahora famoso manejador.
Hoy se habla de las fallas de Grady Little, pero no se señalan los aciertos de Joe Torre, como el manejo magistral de su pitcheo, mantener a Karim García en el jardín derecho, bajar a Jason Giambi como séptimo en el orden, desde donde respondió con dos cuadrangulares, después de haber permanecido en profundo slump. Torre incluyó a Enrique Wilson como tercera base para que enfrentara a Pedro Martínez y después jaló por Aaron Boone en entradas extras, usted ya sabe lo que hizo Boone en su único turno al bat.
No han faltado los comentarios en el sentido de que tanto Cachorros de Chicago como Yanquis de Nueva York deliberadamente llevaron las series de campeonato a siete partidos, contra Marlines de La Florida y Medias Rojas de Boston, repentinamente. Primero vale la pena aclarar que tanto en las series divisionales y por el campeonato de las respectivas ligas, la totalidad de las taquillas es íntegra para los equipos locales, incluso si el compromiso se alarga a siete encuentros. Cuando se juega la Serie Mundial, ahí sí sólo la taquilla de los cuatro primeros partidos es para los equipos contendientes, y a partir de ahí, los ingresos pasan a la Oficina del Comisionado, en este caso Bud Selig.
A pesar de lo anterior resulta tonto pensar que tanto Cachorros como Yanquis hayan corrido el enorme riesgo de llevar la serie a siete juegos, sólo para tener una taquilla más; hoy en día el conjunto de Chicago daría diez taquillas del séptimo partido, a cambio de estar en la Serie Mundial. Los Yanquis de Nueva York lograron colarse al clásico, pero vaya si corrieron un gran riesgo, al haber permitido que el compromiso se empatara a tres triunfos por bando.
El play off por el campeonato de la Liga Americana y Nacional se administra a través de cada circuito, mientras que los derechos de la Serie Mundial pertenecen a la Oficina del Comisionado, encargada de otorgar recompensas extras a los contendientes, así como la premiación correspondiente.
A pesar del espectáculo ofrecido por los ocho contendientes en la postemporada del 2003, aún hay quien se pregunta por qué el calificativo de Serie Mundial a una confrontación en la que no participan todos los países, como puede darse, por ejemplo, en el futbol. Las ligas mayores de beisbol se juegan en Estados Unidos, pero no existe límite en la contratación de extranjeros, y los Yanquis de Nueva York, por ejemplo, tienen a Karim García y Antonio Osuna (mexicanos); Alfonso Soriano, Enrique Wilson y Félix Heredia (dominicanos); Bernie Williams y Jorge Posada (puertorriqueños); Juan Rivera (venezolano); Mariano Rivera (panameño), José Contreras (cubano) y Hideki Matsui (japonés).
Si a los nombres anteriores se agregan los de Derek Jeter, Jason Giambi, Nick Johnson, Aaron Boone, Roger Clemens, Mike Mussina, David Wells y Andy Pettitte, se tendrá una combinación que tiene convertidos a los ?Mulos de Manhattan? en el mejor equipo de las ligas mayores, y por lo tanto del mundo, a menos que haya un ?guapo? de otro país que sea capaz de integrar una novena que pueda vencer a los dirigidos por Joe Torre.
La Serie Mundial de Beisbol llega a su primer centenario, año con año se juega en los Estados Unidos de América, pero a este maravilloso espectáculo sólo tienen derecho los mejores peloteros del planeta, el único requisito es que sean verdaderos estrellas, y por eso el calificativo de ?Mundial?, contra lo que se pueda decir.