Washington (EFE).- El presidente de EEUU, George W. Bush, y su esposa Laura, asistieron a un servicio religioso en memoria de los siete astronautas del Columbia en el Centro Espacial Johnson de Houston (Texas).
Encabezados por el presidente George W. Bush, miles de empleados de la industria espacial y sus familias, vecinos, amigos y dirigentes políticos rindieron un solemne homenaje a los siete astronautas muertos en el transbordador espacial Columbia. "Su misión casi había concluido y los perdimos tan cerca de casa", dijo Bush.
Bush inclinó la cabeza en señal de luto mientras su esposa Laura se enjugaba las lágrimas durante el acto en el Control de Misión del Centro Espacial Johnson. El Columbia se desintegró mientras regresaba a la Tierra el sábado.
"Cada uno de esos astronautas tuvo el valor y la disciplina necesarias para responder al llamado. Cada uno de ellos sabía que las grandes obras son inseparables de los grandes riesgos y cada uno de ellos aceptó esos riesgos voluntariamente, incluso con agrado, por la causa del conocimiento", dijo Bush.
"El programa espacial de Estados Unidos debe de continuar", dijo Bush en la ceremonia al aire libre, realizada bajo un cielo azul con unas cuantas nubes blancas.
Miles de personas se reunieron sobre un jardín verde que se extiende a más de 200 metros, desde el edificio cuadrado de color blanco que alberga el Control de Misión hasta una serie de edificios de ingeniería.
"Toda la humanidad está en deuda con ellos", dijo Bush sobre los astronautas caídos, mientras miembros de la audiencia mostraban su tristeza.
El homenaje se inició con una invocación de un rabino de la armada y el himno "Dios de Nuestros Padres".
Sean O'Keefe, administrador de la NASA, dijo que el vínculo entre quienes van al espacio y quienes se quedan en tierra es "increíblemente fuerte. Actualmente, nuestro pesar es enorme".
"Tenemos el tremendo deber de honrar el legado de esos héroes caídos encontrando lo que causó la pérdida del Columbia y su tripulación, corregir los problemas que encontremos y tratar de asegurarnos de que esto no pase nunca más", dijo O'Keefe.
El presidente Bush y la primera dama estuvieron acompañados en el avión presidencial por Neil Armstrong, el primer astronauta en pisar la Luna. El ex senador y ex astronauta John Glenn y su esposa, Annie, estuvieron también a bordo, junto con O'Keefe y una delegación de dirigentes del Congreso.
El acto, presidido por la fotografía oficial de la tripulación de la misión STS-107, tuvo un carácter eminentemente sentimental y estuvo centrado en los astronautas muertos y sus familias.
A la ceremonia acudieron las dos figuras más emblemáticas de la carrera espacial de EEUU: Neil Armstrong, el primer hombre que pisó la Luna, y John Glenn, el primer estadounidense que orbitó la Tierra y el astronauta de más edad en viajar al espacio.
La ceremonia fue abierta por un rabino de la Marina de EEUU, que citó pasajes religiosos en inglés y hebreo, en atención a Ilan Ramon, el primer astronauta israelí en viajar al espacio, quien formaba parte de la malograda tripulación.
Antes de Bush, el director de la Oficina de Astronautas de la NASA, Kent Rominger, trató de dar un aire menos sombrío al acto al contar, de forma más humana, algunas anécdotas graciosas de ellos, lo que arrancó varias sonrisas incluso a sus familiares.
El director de la NASA, Sean O'Keefe, recalcó los esfuerzos que se están haciendo para tratar de determinar las causas del desastre.
"Tenemos la ingente tarea de honrar el legado de estos héroes averiguando qué causó la pérdida del Columbia", dijo el responsable de la agencia espacial estadounidense.