Los Ángeles, EU.- Rita Moreno no puede tener más premios en su carrera artística; la única hispana ganadora de un Oscar por su inolvidable trabajo en West Side Story, es aún la mejor prueba de que su lucha continúa.
“Como me dijo un día Ricardo Montalbán, la puerta se está abriendo pero lo que queremos es que se abra completamente porque todavía tenemos que empujarla un poco”, declaró la actriz, bailarina y cantante puertorriqueña.
A sus 71 años, Moreno conserva mucho del fuego que demostró en el papel de Anita en West Side Story, uno de los principales musicales de la historia de Hollywood y que lanzó el nombre de esta actriz al estrellato en una industria que no sabía muy bien que hacer con el talento hispano.
Ahora la actriz regresa a las pantallas en un nuevo filme de John Sayles titulado La Casa de los Babys y centrado en el campo de la adopción de niños latinoamericanos por madres estadounidenses.
“Hace un año (Sayles) me envió una carta en la que me hablaba del proyecto y me decía que le había gustado mi trabajo desde siempre y eso me decidió a hacerlo”, recordó la actriz. Es fácil admirar el arte de Rita Moreno “desde siempre” dado que no sólo es de las pocas intérpretes que ha conseguido el Oscar, el Grammy, el Emmy y el Tony, los mayores galardones en el cine, la música, la televisión y el teatro, respectivamente, sino que fue la primera.
Sus éxitos fueron tempranos y además superando las trabas que en aquel entonces ponía la industria a los actores con bagaje étnico como el de Moreno.
“He pasado mi vida luchando en esa profesión porque me gusta tanto lo que hago, me da tanto placer que aquí estoy, pero todavía luchando”, reconoció la intérprete a quien sus biógrafos le recuerdan sonados amoríos con Marlon Brando y Elvis Presley.
Ni tan siquiera la compañía de tantos premios la ayudó en esta lucha y como recuerda Moreno, ella sí que puede hablar de la maldición del Oscar porque lejos de abrirle más las puertas le estampó ese sello de “latina” del que tanto había intentado huir antes del éxito.
De hecho su presencia en las pantallas de cine ha ido disminuyendo con los años pero su leyenda ha ido en aumento, especialmente mencionada durante la última edición de los Oscar, donde su nombre fue usado una y otra vez como punto de referencia al hablar de la candidatura de Salma Hayek como mejor actriz.
“Ella vino y me dio un abrazo grandote y me dijo que me admiraba tanto, que yo era la leyenda y todo eso que me emocionó tanto que me eché a llorar”, admitió de su primer encuentro con la actriz mexicana durante la última ceremonia de los Oscar.
No es la primera vez que escucha la palabra “leyenda” asociada a su carrera pero es otro calificativo del que suele huir a menos que, como en el caso de Hayek, venga de los labios de una hispana.
“Cuando viene de uno de los míos es muy profundo porque ellos conocen la lucha a un nivel muy personal”, afirmó la intérprete con orgullo.
También se le nota este orgullo al enumerar los nombres de Jennifer López, Jimmy Smits, Andy García o todos esos otros hispanos que van “empujando un poquito más la puerta”.
“Pero todavía somos muy pocos. Hacemos mucho ruido pero no somos muchos”, agregó.
Además de la evolución de la industria y de su carrera artística, a Moreno hay cosas también muy importantes en su vida como su comunidad y su familia.
Hacia su comunidad ha dirigido numerosas campañas de concienciación social como la que hizo alertando de los peligros de la osteoporosis o de la diabetes, enfermedad que ya ha alcanzado el grado de epidemia entre los hispanos.
Y hacia su familia sólo tiene palabras para sus nietos, Justin y Cameron, de cinco y tres años, su mayor placer en la vida.
“Si algún día quieren seguirme los pasos, no hay nada malo en ello mientras entiendan lo duro que puede ser porque por lo demás, es una profesión muy noble”, puntualizó.