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Sale de la cárcel y tiene miedo a lo que le espera

TORREÓN, COAH.- Después de permanecer casi seis años recluido en el Centro de Readaptación Social por un crimen que asegura no haber cometido, Arturo Carrillo Armijo dice tener miedo a lo que le espera, luego de que el pasado 15 de septiembre recuperó su libertad.

Arturo es una de las 23 personas que en esta ocasión, fueron beneficiadas con la entrega de preliberaciones que el Gobierno del Estado otorgó a través de la Dirección de Prevención y Readaptación Social en la entidad .

Mientras su mirada se pierde, buscando entre el grupo de personas que acudió a recibir a sus ex internos, recuerda el motivo por el cual perdió su libertad: la muerte de un pandillero de la banda de “Los Crazy´s” de la colonia Polvorera, hace seis años.

A esa misma persona, Arturo la había lesionado en 1994; tres años después falleció en una riña con la pandilla de “Los Sangres”, de ese mismo rumbo, hecho por el cual lo detuvieron y enviaron al Cereso de esta ciudad.

“Yo no lo maté, estaba en mi casa cuando eso pasó, pero como ya había el antecedente de que lo había lesionado también me achacaron su muerte”, asegura.

Con 27 años a cuestas, de oficio electricista, lo que hoy más desea es resarcir a su esposa e hija de siete años, todo el tiempo de angustia y trabajo que las hizo padecer durante su ausencia en casa.

La familia de Arturo puso en manos de once abogados todas sus esperanzas para que él recuperara su libertad, pero ninguno dio resultados que reflejaran una buena defensa; sólo una de ellas fue honesta y les dijo que no se podría hacer nada. Después de esto, recurrieron ante la Comisión de Derechos Humanos.

“Gastamos mucho dinero inútilmente, porque todos ellos (los abogados) nos timaron, al pedirnos grandes cantidades asegurándonos algo que no iba a suceder”.

Arturo sigue buscando entre quienes llegan a la ceremonia en el centro penitenciario, sin encontrar a nadie que le resulte familiar.

“No tengo de qué quejarme, los cinco años y once meses que estuve aquí me fue bien; me puse a trabajar como electricista gracias a un allegado del jefe del que era el autogobierno y nunca tuve problemas, hasta últimamente que había constantes revisiones para detectar drogas, aunque no soy adicto”, comenta.

Lo más angustiante era cada domingo de visita familiar, cuando el ferviente deseo por ver llegar a su esposa e hija se opacaba por la obligada separación.

“Mi hija me preguntaba cuándo saldría para estar con ellas, y mi esposa me decía cada vez que ya estaba aburrida, esto me hacía pensar que podía perder mi matrimonio”.

Ahora que recupera su libertad, el joven electricista enfrenta la duda de cómo habrá de recibirlo la sociedad, pero principalmente qué hará para borrar la imagen que de él pudieran haberse creado sus antiguos patrones.

Sin embargo, también está consciente de que esta nueva oportunidad que se le ha brindado tendrá que aprovecharla para sacar adelante a su hija y a su mujer, a las cuales pretende retribuirles con creces todos los malos momentos que involuntariamente las hizo padecer.

Aunque decía que su libertad sería una sorpresa para su familia, Arturo reflejaba en su mirada la esperanza de que alguno de los suyos fuera a recibirlo a su salida del Cereso, pero sólo una conocida, esposa de un antiguo compañero de la prisión, se le acercó, lo felicitó y le ofreció llevarlo hasta su casa.

Preliberación

Gerardo García Ibarra, director del Centro de Readaptación Social de Torreón dijo que los internos beneficiados con la preliberación, cumplieron por lo menos la mitad de su sentencia y otros requisitos, como haber mostrado una buena conducta y trato con los demás; desempeñar una labor al interior y dedicarse al deporte y estudios, además de no tener ninguna otra pena pendiente, ser reos del fuero común y no haber sido sentenciados por delitos graves como violación o secuestro.

“Es entonces cuando se considera que un interno está listo para reincorporarse a la sociedad”, manifestó.

En esta ocasión ninguna mujer gozó del beneficio de la preliberación porque, al decir del director del Cereso, la mayoría no ha cumplido la mitad de su sanción o pena, además de que casi todas corresponden al fuero federal, por delitos contra la salud.

A pesar de su preliberación, algunos de los ex carcelados tendrán que acudir a terapias al Centro de Integración Juvenil y sesiones de alcohólicos anónimos que les permitan continuar con su rehabilitación; seguir sus estudios, además de que cada fin de semana deberán ir a firmar al reclusorio.

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