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Santana está de fiesta

Notimex

México, DF.- La primera gran estrella en la historia de la música moderna que supo fusionar el jazz, rock y el blues con ritmos latinos, Carlos Santana, quien se ha convertido en el artista que más premios Grammy ha recibido por su trabajo musical, cumplirá este 20 de julio 56 años de vida.

Santana nació el 20 de julio de 1947 en la población de Autlán de Navarro, Jalisco, donde desde muy pequeño fue introducido a la “música tradicional” por su padre, un violinista de mariachi que le enseñó los fundamentos de la teoría musical.

Después de trasladarse a Tijuana, a principios de la década de los años sesenta la familia Santana se cambió a San Francisco, California, donde se quedó a vivir de manera definitiva.

Carlos amaba la música tradicional heredada de sus ancestros, pero estaba muy interesado en desarrollar esa raigambre sonora en el espectro del rock, el blues y el jazz, estilos por los que se sentía muy atraído.

En 1966 formó la Santana Blues Band, un grupo que había ideado con el cantante y tecladista Gregg Rolie. A la pareja se les uniría el bajista David Brown, el baterista Bob Livingstone y el percusionista Marcus Malone.

Pronto comenzaron a actuar en los locales de San Francisco, y la intensidad en vivo de la banda quedó reflejada en el disco “Live at the Fillmore 1968”, un trabajo que fue publicado casi tres décadas después.

En 1969 el grupo decide recortar su apelativo simplemente al de Santana, nombre con el que actuarían con gran éxito en el popular “Festival de Woodstock” y lanzarían su primer disco de larga duración titulado “Santana” (1969), un álbum que alcanzó el puesto número cuatro en las listas de los más vendidos, gracias a temas como “Soul Sacrifice”, “Evil Ways”, “Waiting” o “Jingo”.

En su disco “Abraxas” (1970), el grupo de Carlos Santana elevaba a lo más alto su amalgama de influencias sonoras. La producción llegó a ocupar el primer lugar de popularidad, permaneciendo en ese puesto durante un largo tiempo gracias a las revisitaciones de Tito Puente en “Oye como va”, junto a la aportación del grupo en temas como “Singing Winds, Crying Best”, “Mother’s Daughter” y “El Nicoya”, que hacen de este álbum uno de los mejores discos en la historia de la banda. “Santana III” (1971) supuso la estabilidad de la buena marcha del grupo tanto a nivel artístico como comercial, alcanzando el puesto número uno con temas como “Everybody’s Everything”, “Batuka”, “No One to Depend On” y “Everything’s Coming Our Way”. En este disco se incorporó un nuevo miembro, el guitarrista Neal Schon.

Poco después de este exitoso trabajo el grupo se desintegró a causa de los problemas con drogas que registraron varios de los miembros y las crecientes inclinaciones espirituales de Carlos, que había abrazado las creencias del gurú bengalí Sri Chinmoy, provocando un cambio radical en su comportamiento, imagen y forma de ver la vida, con un talante mucho más reflexivo, místico y pacifista.

Estos cambios marcaron el devenir de Santana en los siguientes años, época en la cual editaron el álbum en vivo “Lotus” (1974), al que le siguieron “Illuminations” (1974), “Amigos” (1976), “Borboletta” (1975), “Festival” (1977), “Moonflower” (1977), “Inner Secrets” (1978), entre otros.

Su primera producción grabada como solista fue “Oneness: Silver Dreams Golden Realities” (1979), la cual consiguió mantener un alto rango de comercialización. En la década de los años ochenta y noventa continuó creando discos en estudio y directos como “Blues for Salvador” (1987). Su espectacular resurgimiento comercial se dio con la grabación de “Supernatural” (1999), un trabajo que consiguió numerosos premios Grammy y llegó de nuevo a ocupar el primer lugar en las listas de popularidad de la Unión Americana, confirmando que el buen hacer de este mago de las seis cuerdas y su colosal aportación a la fusión musical permanecían imperturbables al inapelable paso del tiempo.

Santana evolucionó en su propio estilo musical, creando un nuevo y poderoso sonido de rock con tono latino y una dedicación intransigente a su música. Esta pasión le ha permitido aventurarse en nuevos territorios, incluyendo musicalizar la película “La Bamba”, y lanzarse en un recorrido en 1988 con el saxofonista de jazz, Wayne Shorter, así como participar en el “Rock’n Roll Summit” de 1987.

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