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MONTERREY, NUEVO LEÓN.- La familia Reyna de León viajaba a Monterrey desde Dallas, aprovechando el puente del “Thanksgiving” cuando en la madrugada de ayer, ocurrió el accidente en que tres niños perdieron la vida, una bebé está grave y el resto de la familia se encuentra herida, sin imaginar que en medio de la tragedia, todavía serían robados.
Fermín Reyna Oliva de 33 años, conducía la camioneta Ford Windstar cuando una dormitada provocó que se volcaran en el km 120 de la Autopista Monterrey-Laredo.
En el accidente murieron sus hijos Wendy, de diez años, y Alan, de siete años. Había resultado lesionada Jennifer, de seis años, pero al salir de la camioneta y pararse en la carpeta asfáltica, un vehículo la arrolló y perdió la vida mientras la escena era contemplada por su madre, Nora de León Quintero, de 29 años, que nada pudo hacer para evitarlo, porque todo sucedió en segundos.
Otro hijo de la familia Reyna de León, Danny, de 12 años, logró salvar su vida, porque se quedó en San Antonio para acudir a un partido de basketbol.
Cuando todo era dolor y desesperación, un camión de pasajeros se detuvo. El chofer prestó el teléfono a los sobrevivientes para que pidieran ayuda. Los pasajeros comenzaron a bajarse. La familia pensó que acudían en su auxilio, y los miraron agradecidos. Pero, en medio de la tragedia todavía hubo lugar a la sorpresa. Los pasajeros, todos como si fueran uno solo, se bajaron de la unidad a robarlos mientras parte de la familia yacía tendida sin vida.
Nora de León Quintero, la madre de los niños, narró a una amiga suya al llegar al Hospital Universitario, que minutos después de presenciar cómo sus hijos salían “volando” de la camioneta durante la volcadura, tuvo que sufrir el horror de que además de ver sin vida sus cuerpos desparramados en la carretera, otros heridos de gravedad, lejos de tenderles una mano, los pasajeros los despojaron de las pertenencias que tenían.
Otra de las niñas, Karen, de un año 4 meses, se debate entre la vida y la muerte según informó el doctor Donato Saldívar, subdirector del Hospital Universitario.
“Está toda entubada y nos dicen que si ahora la desconectan, morirá. Tenemos que esperar tres días para ver si reacciona”, dijo el abuelo de la bebé, mientras la abuela, María Teresa de León Quintero, y los padres de la niña, están hospitalizados aunque se encuentran fuera de peligro.
Varios regiomontanos al conocer la tragedia se han acercado al Hospital Universitario para ayudar económicamente a los abuelos de las víctimas, porque no tienen recursos ni para pagar la cuenta del nosocomio.