La desagradable palabra “traspatio”, causante de reciente tormenta político-diplomática por su fuerza denigrante, es hoy más que nunca la más cierta descripción de nuestro país desde la óptica de un altísimo porcentaje de gringos, como admitió el ex embajador ante la ONU, Aguilar Zinzer.
Sí, pero es además simplemente una demostrable realidad en los más variados campos. La misión del Gobierno del Cambio parece ser la de escriturar formalmente a otros el dicho traspatio “con toda la enchilada”, como diría su ex cuate, el candidato presidencial de Convergencia, Jorge Castañeda, empezando por Pemex y CFE, pasando por los alimentos y las medicinas, terminando por el campo y el mar.
Esa entrega total es ni más ni menos lo que esperan, o mejor dicho, exigen de México (y de muchos otros países) la globalización, el materialismo neoliberal, en suma el nuevo capitalismo hiperderechista, “El Yunque” en México. Hemos visto la insistencia de Fox de privatizar la energía eléctrica aunque se haya demostrado hasta el cansancio que la Comisión Federal de Electricidad es no sólo un negocio sano sino un muy buen negocio para el Estado mexicano y que la privatización con que sueña el PAN-foxismo sería absolutamente desastrosa.
Hemos comprobado ya que Fox es capaz de pasar por encima de todo, la Constitución, el Congreso, la opinión pública, para satisfacer con contratos bajo el agua de Pemex la voracidad de compañías extranjeras como Halliburton, de Dick Cheney, inmoral vicepresidente de USA.
En todo es obvia la patota de los mercaderes autóctonos y extranjeros, decididos a apoderarse de México. En los 10 mil kilómetros de litorales lo es también sin que la mayoría se dé especialmente cuenta, ocupada como está en cosas tan trascendentes como los pleitos de lavadero de la “maistra” y “el moretón” o la desesperada envidia panista a López Obrador.
Con la mini Marina que tenemos, la vigilancia de nuestras costas es de risa. Las nuevas y rápidas patrullitas grises sirven sobre todo para escoltar a grandes guardacostas gringos, con toda la parafernalia de helicóptero y lanchas a bordo que vienen a “aprovisionarse” ¿desde fuera de la franja de nuestras 200 millas de aguas territoriales? y que se ven con frecuencia en los muelles. Nos protegen del terrorismo, sepa usted y nadie se les puede acercar a menos de 150 metros.
BAJA CALIFORNIA SIEMPRE EN PELIGRO. En esa península largamente ambicionada por los vecinos -¿cómo se le fue a olvidar a Santa Anna?- la anexión avanza a pasos agigantados con los entreguistas gobernadores del PAN. El traspatio fronterizo -en el que según R. Ramírez, ex procurador bajacaliforniano de los Derechos Humanos, gringos y japoneses codician el rico subsuelo del territorio de los indios cucapás- se usa hoy para gaseras peligrosas e industrias prohibidas del otro lado de la frontera.
En Ensenada aparecen hoy barcos-fábrica en que se procesa la pesca masiva e indiscriminada. El año pasado, la criminal norma 029 alentó la voracidad contra el tiburón y contra cualquier criatura de mar o aire que se moviera en el Golfo de California. Se quería permitir la pesca con palangres y redes asesinas a un kilómetro de la costa y tendidas en 5 kilómetros de largo.
Finalmente Fox detuvo el escándalo periodístico que se armó pues iba a tener visitas. Pero Usabiaga vuelve al ataque. Hay que recordar que la pesca se encuentra, cuan lógico, dirigida por “El Rey del Ajo”, el Secretario de Agricultura. Cambió por otros a los villanos bajo sus órdenes en Pesca, para reinstaurar el horror, pero peor.
Doy la palabra a tres amigos bajacalifornianos que nos explican lo que pasa: Guillermo Álvarez, presidente de la “Fundación Picudos”: “Lo nunca visto. Barcos-fábrica acondicionándose en Ensenada para operar con una flota en la Baja California y quién sabe dónde más. El aceptar las presiones del sector comercial como algunos lo han hecho en la Norma de Tiburón y abrir las puertas a palangreros y agalleros ha dado pie al peor desorden que se haya dado en la pesca en México. Al fin que los primeros enemigos están en las filas de los conservadores y los propios industriales de la pesca. ¿Quién autorizó estos barcos-fábrica? ¿Quién está detrás de estas inversiones? Son barcos que otros países han prohibido y ya les es imposible operar. Lo lógico es arreglarse en México, al fin y al cabo aquí todo se puede”.
Luis Daccarett, precandidato a la presidencia municipal de Los Cabos: “... Zedillo antes de irse, firmó un decreto autorizando la construcción de la marina en San José del Cabo. Es un proyecto aberrante que ya dio muerte a un estero, origen de un complejísimo ecosistema y fuente de agua potable para los habitantes de esta región por miles de años. Los Cabos se están convirtiendo en un basurero cada vez más grande. La capacidad de las plantas de tratamiento de agua está ya rebasada en un 40%. Se siguen autorizando desarrollos urbanos por parte de las autoridades sin proyecto para comprar un voto que legitime sus trapacerías. Se está construyendo una planta desalinizadora que va a abastecer con 200 litros por segundo de agua a Los Cabos. Pero ¿el drenaje a dónde va a ir si no hay plantas de tratamiento?”.
Dr. Carlos Villavicencio, biólogo marino: “Los barcos-fábrica son un problema actual y una amenaza a los recursos, inicialmente de la costa occidental, donde un barco, dos o tres, acompañados de flotas pesqueras de sardina, cangrejo, calamar y no sabemos qué más pescarán en esa zona. Un solo barco tiene el potencial de procesar cien mil toneladas de sardina al año. No se sabe en base a qué estudios se dieron los permisos a un armador fuerte de Ensenada. Se sospecha que están atrás inversiones extranjeras para explotar los mares mexicanos. En la ley de pesca de 1992 no se contemplaron los barcos-fábrica por su efecto devastador de los mares, no hay regulación laboral ni ambiental. Nunca se podría saber lo que saquen y exporten al extranjero”.
ADEMÁS DE LOS VENEROS DEL DIABLO, FOX ESTÁ ESCRITURANDO OTRAS RIQUEZAS DEL “TRASPATIO”.
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