“La democracia es un pésimo sistema de gobierno, pero
todos los otros son peores.
Winston Churchill”.
Por esta contundente razón y por lo malos que resultan tantos sucesivos gobiernos, se vale a veces la tentación de creer en la posibilidad del anarquismo: Nada de autoridades oficiales, ni elegidas ni impuestas. Suena convincente el postulado “todo gobierno es dañino e innecesario”. No hay ningún país completamente anarquista... que no anárquico, pero anarquistas hay desde los griegos en adelante.
Y, claro, les hicieron y hacen mala fama los gobernantes decididos a no perder sus privilegios, a seguir aprovechando la credulidad popular en el derecho de unos cuantos a mandar, a explotar, a enriquecerse sin esfuerzo e impunemente, a viajar a costillas del pueblo, a tener poder sobre los demás aunque se sea el mayor de los mediocres, a sentirse superiores y dignos de honores y genuflexiones etc.
Anarquía no es forzosamente el desorden que nos dicen. Puede ser en un orden natural, autogenerado por lógica. En circunstancias extremas, un orden sabio, desinteresado, para la sobrevivencia de la comunidad. Durante los sismos de 1985, la sociedad civil en la ciudad de México dio una prueba maravillosa de su capacidad anarquista. En los primeros y más difíciles días de la catástrofe se autogobernó con valor, inteligencia y eficacia.
Todo iba bien cuando los ciudadanos mismos organizaron el salvamento y la ayuda solidaria, pero en cuanto se metió el momentáneamente paralizado gobierno de Miguel de La Madrid, todo se fregó. Por sus pésimas decisiones, entre otras la de darle el mando del rescate a su adorado regente Ramón Aguirre, murieron miles de personas que podían haberse salvado y se desató el saqueo y la más pavorosa corrupción.
Por cierto, hablando del “Hombre Gris”, encontré entre viejos papeles una denuncia fechada el 30 de septiembre 1988, de la Sociedad Nacional de Periodistas y Escritores Mexicanos y el Colegio de Periodistas, a la sazón con 432 periódicos semanales o diarios, afiliados y con 7,082 miembros activos. Dicha denuncia documenta los asesinatos por motivos políticos de 47 periodistas, durante la administración MMH, 1982-1988. Inicia con los conocidos casos de Carlos Loret de Mola (padre del escritor Rafael Loret de Mola y abuelo del brillante conductor de TV que lleva su nombre) y de Manuel Buendía. Ya está circulando la macabra lista entre colegas, pero si el Exonerador General de la República, Rafael Macedo de la Concha, desea copia para engrosar su archivo de las guerras sucias de México, con mucho gusto le hago llegar una, cuantimás que hoy Miguel de la Madrid está de moda otra vez al ser uno de los ganones del “come back” del PRI, así haya perdido la Delegación Álvaro Obregón su prepotente vástago Enrique de La Madrid Cordero.
RESULTADOS, NO SÓLO PREVISIBLES SINO PLANEADOS arrojaron las elecciones del seis de julio, como el regreso del PRI, pero bajo la batuta en directo y desde México de Carlos Salinas, se recordarán entre las más costosas y despreciadas por el electorado pues fueron elecciones tontas, sin propuestas, inmorales y sucias en varios sentidos, hasta el físico. Dejaron de sí la carísima recolección de vacía y costosa propaganda plástica que ni siquiera es biodegradable. ¿Se vale en un país en que tantos se mueren de hambre?
Desde luego el PAN y el Gobierno merecen la humillación y el castigo. Pero qué triste que lo haya aprovechado un PRI cínico, sustentado por los votantes de menor escolaridad, salvo quizás en el estado de Nuevo León en que a todos niveles fueron evidentes los previos arreglos con su “paisano” de Agualeguas.
Retrocedimos al PRIAN, la indigna alianza de los dos partidos principales que pronto veremos vendiendo codo con codo lo poco que nos queda en este país, como los vimos del brazo organizar el megafraude del Robaproa. El PRIAN nunca murió. Hay que ver a cuántos azulozos salinistas metió Fox en su gobierno, empezando por Pancho Barrio que se ufanaba en Chihuahua de ser “el más salinista de los gobernadores”. Otros que están felices son Carlos Medina Plascencia que le debió a Salinas su gubernatura de Guanajuato y, claro, el socio fundador del PRIAN, “la ardilla de Los Pinos”, Diego Fernández. La mafia, dueña del PRI actual que dejó fuera a más de la mitad del antiguo partido, no pudo resistir la tentación de salir en la foto de “Milenio” en la boda de la nena Salinas Occelli. Está ahí completita para la posteridad, pero sobre todo para las elecciones.
Presiden el árbol genealógico MMH y Carlos Salinas de Gortari, padre de la novia, flanqueados por las criaturitas del pelón, “El Moretón” y “La Maistra” “Doña Batracia”, pero se encuentran también otros importantes socios, dueños de esta “democracia”, sin título oficial.
EL IFE ES LA VACA SAGRADA E INTOCABLE de esta historia. Sin embargo con lo que cuesta y la tecnología que tiene a su servicio, ni siquiera convenció a la clientela. Y las elecciones ni siquiera fueron limpias. En Coahuila aparecieron viejas transas documentadas por TV Azteca. Hay líos e impugnaciones en otras partes.
El IFE incomprensiblemente dio el aval a partidos quintopatieros, absurdos y muy costosos para el pueblo. ¿Cómo explica el partidito “Nnacionalista” de la familia Riojas? Y hay otros. Agreguemos a todo esto la incapacidad del IFE de resolver el caso “Amigosgate”, cuya denuncia data del 23 de junio del 2000. Quizás Fox hubiera salido más raspado, pero tendríamos hoy una escandalosa, pero verdadera democracia, en lugar de un regreso a Agualeguas. www.manu-dornbierer.com.mx