¡Sí, se puede! ¡Sí, se puede! e impunemente, dijo esta semana el presidente Fox en el desayuno del Casino Marte, ¡Y a su propia “primera dama” por añadidura! Si no lo creen, pregúntenle a la Argentina Olga Wornat, especialista en la vida privada de Menem y sus diferentes mujeres y hoy de la pareja Fox y sus respectivos ex cónyuges. Esta nueva autora de Grijalbo, que en dos días hizo fama y fortuna mintiendo -Marta dixit- estuvo muy ligada a la dictadura militar Argentina por lo que sus fuentes de información -aunque se le conoce más como “chismosa” que como investigadora o analista- son los servicios policíacos de su país y, por lo visto, de otros. No se entiende cómo con estas “éticas” características Marta le abrió las puertas de Los Pinos. ¿Dónde estaban sus asesores, los mismos que el año pasado pudieron ser los que sofocaron con buen éxito mi libro “Foxtrot” ?
En cambio para editorial Grijalbo, con la que terminaré pronto una relación de 12 años y 12 libros publicados con su sello (me obligan a conservar el contrato de este último libro hasta agosto próximo), el triunfo es total. “La Jefa”, de Olga Wornat, es la perla de la corona de éxitos taquilleros de corte “Alarma” entre los que destacan la historia de una pupila de la proxeneta Gloria Trevi y aquel tragiquísimo libro sobre el narco de Yolanda Figueroa, que desató el asesinato de la propia firmante y de toda su familia.
HOY ACEPTA FOX EL “LIBERTINAJE DE EXPRESIÓN”, PERO AYER PADECÍ LA CENSURA POR UN LIBRO QUE NO ES LIBERTINO, pero que fue el primero en tratar de analizar, después de dos años de desafortunado ejercicio de Fox, quienes son las personas que gracias al cambio indispensable de partido dominante que logró la votación del dos de julio 2000, tienen en sus manos el destino de México, entre ellos, por supuesto, la pareja presidencial misma y los amigos que llevaron a Fox al triunfo. Mi libro toca informaciones de todo tipo, de interés nacional e internacional, ventilados en mis artículos y en los de otros colegas participantes . Pero lo que al parecer provocó que la editorial prácticamente escondiera el libro, lo que molestó pues, fueron los dos primeros capítulos que escribí (con el último también) exclusivamente para “Foxtrot”:
“Él y Ella” y “Los Amigos de Fox”, temas cada día más candentes que se conocían -como me dijo el editor regiomontano Ernesto Hinojosa “te felicito por haberte adelantado a los libros de Marta que no dicen más de lo que dijiste”- pero pretendía el foxismo que pasaran desapercibidos y que no prosperaran. Sólo que se fueron apoderando del escenario más y más como era de esperarse....
Marta Sahagún todavía en el 2002 manejaba “la libertad de expresión a su antojo” y pretendía rodearse de un escudo protector contra los que, como yo, ventilan temas incómodos. Se rodeó de un grupo de asesores especialistas en medios de comunicación. Entre ellos podrían haber estado Carlos Salomón Cámara, hoy vicepresidente editorial de 52 periódicos de la cadena la OEM, quien fuera el encargado de corromper a periodistas en tiempos de Salinas y después director de la Lotería Nacional a la que defraudó; Ramón Alberto Garza, creador de Reforma del que salió, director de El Universal del que se fue raspado (para fortuna de los lectores del diario) y director de la revista “Cambio” en donde se aprovecha del nombre de Gabriel García Márquez para darse respetabilidad; otro personaje más sofisticado y misterioso es Sergio Aguayo, quien durante años dice haber luchado por la democracia a la cabeza de una asociación financiada por Washington según el desaparecido (gracias a un trailer) luchador social que fue Luis Sánchez Aguilar. Muy amigo de los Fox, Aguayo aparecía siempre en Internet junto a la pareja presidencial en los viajes iniciales de Fox y es autor de un almanaque en Grijalbo editado en colaboración con la revista “Proceso”.
¿QUÉ LE HICIERON A FOXTROT?.... Entregué el libro en septiembre de 2002 . Debía imprimirse y ver la luz a finales de octubre. Mientras, me dijeron, vete tranquila de viaje y cuando regreses estará el libro listo y el lanzamiento preparado. Tenía que cumplir deleitosos compromisos fuera de México y me fui confiada. En Grijlabo todo mundo estaba encantado con mi libro para el que habían invertido más de lo acostumbrado y se esperaba “mucho ruido”. Pero cuando regresé el siete de noviembre como previsto, “Foxtrot” parecía ser un estorbo que había que esconder. Y nada de lanzamiento, nada de presentación, nada de publicidad, de entrevistas, de anuncios (hasta que Excélsior y otros diarios me pusieron algunos a mi regreso ) y nada querían que yo hiciera (salvo una comidita en la Zona Rosa) por mi libro cuya primera edición de diez mil ejemplares había sido, dijeron totalmente distribuida, porque “Sanborn’s no quiere tu libro”, explicaron y sólo compró cinco ejemplares para algunas tiendas. No había libros, no le había llegado “Foxtrot” ni siquiera a las personas que mencionaba en los “agradecimientos”. “Proceso” que tiene un arreglo promocional con los editores consistente en publicar un capítulo adelantado en exclusiva, no publicó una palabra sobre mi libro y eso que Julio Scherer se decía mi amigo. Durante la venta navideña cuando lectores y amigos buscaban “Foxtrot, no había, hubiera dicho Traven, “charamuscas que vender”. Se me hizo un gran daño moral y económico. La consigna de sofocamiento del libro era evidente en todas partes, por lo que tuve que contratar al bufete de abogados Carlos Shön, que logró cuando menos que se cumpliera un poquito con el contrato del libro y se hiciera otra endeble edición de dos mil ejemplares en febrero 2003. Más no se pudo por el contrato leonino que las editoras le hacen firmar a los autores a los que pueden destruir impunemente. ¿Responsables? Grijalbo y Marta Fox.
OCHO MESES DESPUÉS DE QUE SALIÓ “FOXTROT” podré por fin el 11 y el 12 de junio 2003, correrle la cortesía a los lectores de Durango y Coahuila presentando públicamente el libro bajo los auspicios de “El Siglo de Torreón” que por cierto publicó demoledora encuesta para Fox.
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