NUEVA YORK, EU.- El dueño de los Yanquis de Nueva York, George Steinbrenner, recibió ayer una mala noticia cuando se enteró que el lanzador estrella Curt Schilling aceptaba el traspaso de los Cascabeles de Arizona a los Medias Rojas de Boston.
El rumor y las especulaciones se convirtieron en realidad y Schilling, un ganador de la Serie Mundial y MVP, será el próximo año compañero del dominicano Pedro Martínez, que por fin va a tener un apoyo real en la rotación de abridores.
La llegada de Schilling a los Medias Rojas no será oficial hasta el próximo lunes, pero todo está ya acordado entre las partes que para que Schilling renueve por dos temporadas más de la que todavía le quedaba con los Cascabeles.
De acuerdo a la información ofrecida por varias fuentes periodísticas, entre ellas Peter Gammons, de la cadena de televisión ESPN, Schilling cobrará el próximo año un salario de 12 millones de dólares; 12,5 en la del 2005 y 13 para la del 2006, cuando el lanzador derecho tenga ya cumplidos los 40 años.
Mientras que los Yanquis tienen problemas a la hora de definir cuál será la rotación para la próxima temporada, Andy Pettitte y Roger Clemens son agentes libres, con el segundo decidido a retirarse, el fichaje de Schilling por los Medias Rojas, su eterno rival, es la peor noticia que podía recibir el equipo neoyorquino.
Schilling ya fue el verdugo, junto con Randy Johnson, de los Yanquis en la Serie Mundial del 2001, que ganaron los Cascabeles y ahora trata de repetir la historia con los Medias Rojas con la ayuda de Martínez, un ganador de tres premios Cy Young.
"Dejo a un compañero que ya es miembro seguro del Salón de la Fama y me voy a juntar con otro que tiene todo el potencial para conseguirlo igualmente", declaró Schilling al comentar sobre el traspaso.
Pero el fichaje de Schilling también es una garantía para los Medias Rojas si cuando llegue la hora de la renovación de contrato de Martínez al final no puedan llegar a un acuerdo.
Schilling también dijo que su objetivo con el traspaso no es otro que luchar de nuevo por un título de la Serie Mundial antes que dé por terminada su carrera profesional.
"Sé todo el potencial que tienen los Medias Rojas y por lo tanto mi decisión ha sido la perfecta", destacó Schilling, quien antes de aceptar el traspaso a los Medias Rojas había dicho que sólo quería irse a los Filis de Filadelfia o a los propios Yanquis.
Sin embargo, el gerente general de los Medias Rojas, Theo Epstein, lo persuadió para que viajase a Boston después de las negociaciones que habían mantenido antes de la festividad de "Acción de Gracias".
Las dudas de Schilling para jugar con los Medias Rojas estaban puestas en las características del Fenway Park, el campo en el que juega el equipo de Boston.
Schilling dijo que el parque no era el mejor para los lanzadores derechos que fuerzan las pelotas elevadas, pero la posibilidad de volver a reunirse con su ex manejador Terry Francona, que podría ser el próximo responsable técnico de los Medias Rojas, le hizo cambiar de actitud.
Francona fue el manejador que tuvo Schilling con los Filis y se espera que la próxima semana también cierre su fichaje con los Medias Rojas para ocupar el cargo Grady Little, que fue despedido al finalizar la Serie de Campeonato de la Liga Americana, que perdieron por 4-3 contra los Yanquis.
Los Medias Rojas para recibir a Schilling le han tenido que dar a los Cascabeles los lanzadores Cassey Fossum, un zurdo, y Brandon Lyon, junto con el receptor de ligas menores Jorge de la Rosa.
Los Cascabeles intentan por todos los medios de reducir el costo de la plantilla que ahora lo tienen en 94 millones a por lo menos 80 para cuando de comienzo la nueva temporada.
El equipo de Arizona con la salida de Schilling podría tener más espacio de maniobra en el intento del fichaje del primera base Richie Sexson, de los Cerveceros de Milwaukee, que podría ser incluido en el traspaso del lanzador estrella.
Al margen de cuál sea al final el traspaso completo de Schilling, la noticia dentro del mundo del beisbol profesional es que los Medias Rojas tendrán la próxima temporada una de las rotaciones de abridores más poderosa, algo que hasta ahora sólo había estado reservado para los Yanquis y los Bravos de Atlanta.