No se debe esperar a que la ciudad se convierta en una urbe incontrolable
“Durango se encuentra con gente dispuesta a crecer, pero se requieren líderes, empresarios, gobernantes y funcionarios que luchen en forma coherente por el bienestar social, indicó Bernardo Urzúa Cornejo, director del Instituto Mckinley de Durango, quien expresó que la sociedad debe generar los elementos de valores desde el núcleo familiar y la participación social.
Dijo que no se debe esperar a que la ciudad se convierta en una urbe incontrolable por el peso de su mismo crecimiento, sino que debe prevenirse el futuro, “hoy, a tiempo”, señaló.
Tras los elementos de desunión que se registraron desde el mes de mayo de este año, en el que se ha visto a un Durango conflictivo, con acciones rebeldes, que incluso se ha reflejado en el ámbito de la iniciativa privada, tras la toma de protesta de la mesa directiva del Consejo Coordinador Empresarial y fricciones entre organizaciones sociales y el gobierno estatal, se han vertido distintas opiniones al respecto.
Bernardo Urzúa aclaró que, sin tratar de realizar una crítica directa en contra de nadie específicamente, sino de opinar sobre los valores que deben existir en una sociedad, explicó que en todo gobierno y en toda comunidad deben existir líderes. Indicó que Durango mantiene grandes virtudes y todavía un sentido de cooperación y de humanización, contrario a lo que se puede observar en las grandes ciudades, situación que, consideró, puede rescatarse en estos momentos.
En este contexto, los líderes y gobernantes que estén a cargo de organismos, instituciones y dependencias tienen que tener una idea muy clara de lo que realmente están haciendo y qué rumbo llevan.
Aseguró que si los líderes que dirigen a un pueblo logran unir a sus seguidores y éstos mismos dirigentes pueden trabajar en forma conjunta, los resultados pueden llegar a ser sorprendentes.
“La riqueza de un pueblo es por su pueblo”, expresó. El director del Mckinley, de origen chileno y quien tiene dos años viviendo en Durango, dijo: “percibo que en Durango existen buenas intenciones; no existe tanto materialismo y despersonificación; sin embargo, la velocidad con la que se desea crecer es distinta a la velocidad de la capacidad de organización”, expresó.
El director del Mckinley aseguró que el estancamiento de un pueblo no se debe a lo económico, como es el caso de Durango, sino en lo académico y en lo social. El liderazgo de los representantes en el gobierno y en los organismos debe ser tendiente al optimismo y dispuesto al diálogo.
Estimó como muy importante que los líderes deben formarse, como es uno de los objetivos del Mckinley; pero expresó que no sólo de conocimientos, pues manifestó que, en este caso, este tipo de personas sólo será hábil en conocimientos, sino que también debe existir la inteligencia humana que da la capacidad de multiplicar su formación, en su familia, en su empresa, en sus amistades y en la sociedad.
Aunque el instituto que él representa se dirige bajo una filosofía religiosa, explicó que ésta es independiente de los valores humanos y espirituales que puede poseer un humano. Dijo que Durango tiene la oportunidad de crear a personas distintas y señaló que si los líderes realmente se comprometen en forma coordinada, podrán cambiar el rumbo de la entidad en sólo unas dos generaciones. “Y no hablo de unos 40 años para cambiar, sino que en unos seis años pueden verse jóvenes trabajando realmente por el bienestar social de Durango”.
La preparación en la educación y en la formación es urgente para los campos de la educación y la política, comentó, después de que hechos como el suicidio en Durango se palpan más en los jóvenes y recordó crímenes cómo en los que perdió la vida Lorena Lira Barragán; también mencionó el caso del “ingeniero Ramírez”, quien hace poco fue baleado por un motociclista que no quiso entregarle dinero. “Hoy tenemos una viuda y una niña sin padre en el instituto”, expresó, por lo que por estos hechos, y por otros más, se requiere la unidad de Durango y el énfasis de los valores, sobre todo en la familia. “Hoy estamos a tiempo de que nuestros gobernantes puedan promover mecanismos de control en una entidad que tiene una población menor a la que tienen otras ciudades e incluso otros países”, puntualizó.
Lo que Durango requiere para crecer
· Líderes formados con valores y educación
· Participación social
· Gobernantes, líderes y empresarios que trabajen en forma coherente y coordinada
· Diálogo y optimismo
· Valores en la familia
Bernardo Urzúa expresó que Durango aún está a tiempo de tomar las riendas de su destino y no esperar a que la ciudad crezca en forma incontrolable como en otras ciudades, incluso países, en donde los desórdenes políticos, sociales y de delincuencia se han salido de control.