EFE
Washington, EU.- El presidente de EU, George W. Bush, ha defendido la transparencia de su Gobierno ante denuncias de un presunto conflicto de intereses que afectan al vicepresidente, Dick Cheney, y al ex secretario de Defensa, James Baker.
Antes de llegar al Gobierno, Cheney fue uno de los directivos de la empresa Halliburton, a una de cuyas subsidiarias se acusa de aplicar cargos excesivos en sus contratos en Iraq, en tanto que a Baker, quien iniciará el lunes una gira para renegociar la deuda externa de Iraq, se le vincula con familias del Oriente Medio.
Legisladores demócratas han señalado que ambos casos ilustran el aprovechamiento de la situación por parte de las grandes empresas (el “caso Halliburton”).
En una conversación con periodistas, Bush manifestó que cree que, en efecto, hubo cargos excesivos hechos por Halliburton en la entrega de combustibles y que éstos ascenderían a 61 millones de dólares (unos 675 millones 880 mil pesos).
Añadió que el Pentágono está investigando ese hecho después de que una auditoría determinase que la empresa Kellogg, Brown y Roo, subsidiaria de Halliburton, cobró al Ejército de EU más de lo que debía por la venta de 215 mil litros de gasolina.
“Su investigación pondrá al descubierto los hechos para que todo el mundo los vea y si hay un precio excesivo, que nosotros creemos que lo hay, esperamos que ese dinero se devuelva”, manifestó.
Howard Dean, ex gobernador del estado de Vermont y principal aspirante a la candidatura presidencial por el Partido Demócrata en las elecciones del próximo año señaló que esa investigación debe ser independiente.
Joe Lieberman, ex candidato a la vicepresidencia y también aspirante a la candidatura presidencial demócrata el próximo año, señaló que “en un momento de creciente déficit federal, no podemos darnos el lujo de llenar los bolsillos de empresas bien situadas a expensas del contribuyente”.
Poco antes, Bush había defendido a Baker al señalar que es una persona íntegra y la más idónea para cumplir las funciones que le ha asignado.
“Es un hombre de enorme experiencia y tiene sentido que sirva a nuestro país en la importante misión de animar a los países a que condonen la deuda para que el pueblo iraquí sea una nación próspera”, dijo Bush.
El diario The New York Times pidió el viernes en un editorial que Baker rompa sus relaciones con importantes empresas privadas antes de iniciar esa misión.
El diario recordó que Baker es consejero del grupo inversor Carlyle y socio de la firma de abogados Baker Botts.
El grupo Carlyle ha mantenido una estrecha relación de negocios con la familia real de Arabia Saudí y Baker Botts ha tenido entre sus clientes a Halliburton.
The New York Times dijo que “empresas como Carlyle y Baker Botts hacen sus negocios alardeando de su influencia entre los políticos más poderosos”, por lo que “para hacer una tarea honrada en su nuevo trabajo público, el señor Baker debe abandonarlas”.
Bush desdeñó la información de The New York Times y subrayó que su Gobierno se siente “afortunado” de que Baker haya aceptado la misión de pedir a Francia, Alemania, Rusia y el Reino Unido que perdonen la deuda a Iraq.
“A estos países les interesa que Iraq sea libre y pacífico” y “Jim Baker tiene una misión noble, en la que va a hacer un gran trabajo”, dijo Bush.
Previamente, el portavoz presidencial, Scott McClellan, manifestó que las actividades de Baker han sido revisadas cuidadosamente por la Casa Blanca, que ha llegado a la conclusión de que el enviado especial “cumple todas las Leyes y normas sobre ética”.
McClellan explicó que hay ciertas Leyes que hacen incompatibles las tareas públicas con los negocios privados, pero que esto no ocurre en el caso del ex secretario de Estado.