Reuters
MANILA, FILIPINAS.- Las autoridades filipinas, avergonzadas y furiosas por la fuga de un conocido radical islámico de una prisión de máxima seguridad, anunciaron ayer una recompensa de cinco millones de pesos por su captura, vivo o ?muerto y despedazado?.
A pesar de lo que se ha descrito como la mayor cacería humana en la historia del país, no hay trazas del paradero del indonesio Fathur Rohma al-Ghozi desde su fuga del lunes.
No se conocen muchos detalles de cómo se las arregló para escapar del centro de detenciones especial de la policía nacional, sino que no se han detectado señales de violencia en su escape.
La presidenta Gloria Macapagal Arroyo ha despedido a los tres guardias que vigilaban su celda.
?Mi impresión personal es que ha corrido dinero?, dijo el jefe de la policía nacional, general Hermógenes Edbane.
Por si fuera poco para el embarazo gubernamental, estos días se realiza la visita del primer ministro australiano John Howard, quien llegó para incrementar la cooperación antiterrorista. Howard dijo que la fuga constituye un importante revés.
Al-Ghozi, principal especialista en bombas de la red radical Jemaah Islamiah, se fugó de la prisión a primeras horas del lunes, junto con otros dos radicales islámicos locales.
Ebdane dijo que espera capturar a al-Ghozi vivo o ?incluso si está muerto o despedazado?. ?Si los ven y resisten ser arrestados, disparen contra ellos?, dijo.
Al-Ghozi se escapó con dos rebeldes filipinos que se cree son miembros de otro grupo radical islámico, el Abu Sayyaf. Ambos grupos han sido vinculados con la red Al Qaeda.
Howard, en Manila como parte de una gira de tres países en Asia, dijo que el escape es un ?grave revés? para los esfuerzos antiterroristas.
Dijo que el atentado con bombas de octubre en la localidad indonesia de Bali, que mató a 202 personas muchas de las cuales eran turistas australianos, y otros ataques en Indonesia y las Filipinas, muestran que ?la amenaza de Jemaah Islamiah y otros grupos terroristas sigue siendo extremadamente alta?.