Mexicali, BC.- Una puesta de sol única y que resultará inolvidable, contemplaron ayer los asistentes al concierto La Noche del Sol, a la que personalidades de todo el mundo acudieron, para escuchar al tenor italiano Luciano Pavarotti.
Desde muy temprano, miles de automóviles, entre los que sobresalían ejemplares de lujo, arribaron a la Laguna Salada, un paraje único en el mundo, ubicado en una depresión del desierto bajacaliforniano, justo al pie de la Sierra Madre de Baja California.
Los asistentes no pudieron evadir el gusto de la puesta de sol, en un arrebol naranja que iluminó el horizonte, mientras el sol descendía al noroccidente, entre la majestuosidad de las montañas de La Rumorosa y la zona desértica del valle Imperial, en Estados Unidos.
Esa puesta de sol fue sólo el preámbulo del magno evento, al que mucha gente de todas partes del mundo se dio cita, a escuchar con la arena, las montañas y la planta silvestre ?cachanía?, como testigos, la voz imponente de Pavarotti.
Sin importar el precio que se haya pagado por los boletos, el público se encontraba a la expectativa, por una parte viendo la puesta del sol y por la otra, con la impaciencia de ver saltar al escenario al rechoncho y barbado tenor italiano.
No importa que la distancia mayor de 90 metros entre el escenario y la última fila de espectadores dificultara la visibilidad, para eso muchos llevaron sus binoculares, para apreciar con su vista lo que sus oídos le harán saber.
Concierto único y puesta de sol irrepetible para quienes tuvieron la dicha de llegar hoy a esta cita con el destino, cita con el desierto y cita con el tenor Luciano Pavarotti.