TORREÓN, COAH.- Su destino estaba marcado. Ni la Cruz Roja llegó a tiempo para salvarla. El uno de noviembre fue la fecha en que Martha Elena García Cervantes dejó de existir por broncoaspiración, luego que ingirió 50 pastillas de diversos medicamentos. En recado póstumo excusa a todos de su muerte y pide cuiden de su pequeña hija.
De sólo 26 años de edad, Martha Elena, quien tenía su domicilio en calzada Saltillo 400 y calle Pavorreal, edificio MD No. 102 de la colonia Fovissste La Rosita, no refiere los motivos de su fatal determinación, aunque se presume que fueron de índole sentimental.
Sin mostrar indicios de alguna depresión, la joven llegó en los primeros minutos del sábado a casa de su abuela Delfina Soldán Ramírez, sito en Privada Amistad No. 747 de la colonia Eduardo Guerra, donde también se hallaba su tía Rita Arellano Soldán.
Ahí las acompañó a cenar y comentó que se había tomado unas pastillas para sentirse bien, sin mencionar el medicamento consumido.
Tras charlar de varios tópicos, Martha Elena manifestó estar cansada y se fue a acostar a una de las recámaras de la vivienda.
Casi una hora transcurrió para que sus familiares fueran a verla a ver cómo seguía y fue cuando se dieron cuenta de las malas condiciones que presentaba, por lo que llamaron a la Cruz Roja, pero como se tardaba, optaron por solicitar la ayuda de Seguridad Pública, arribando hasta el domicilio la unidad 35267.
En vano fueron los intentos de sus familiares por reanimarla. Pasados 30 minutos llegaron los socorristas de la benemérita institución, únicamente para dar la fatal noticia. Martha Elena había muerto.
A un lado de su inerte cuerpo se encontró una pequeña hoja de papel, donde de su puño y letra escribió que en caso de su muerte no se culpe a nadie y pide que cuiden a su pequeña hija, a la que siempre quiso.
Fernando Ruiz Castañea, agente en turno del Ministerio Público de Delitos Contra la Vida y la Salud Personal, acudió para dar fe del cadáver de la joven y ordenó su traslado al anfiteatro para la necropsia de ley.