Se va Michael Andretti sin beber la leche de Indianápolis
Muchos aficionados al automovilismo, al menos los latinos, deseaban el triunfo del brasileño Helio Castroneves en las 500 Millas de Indianápolis, que lo hubiera metido a la historia pues habría sido su tercero consecutivo.
Pero para el público general, habría sido mucho más romántico que la victoria fuera para el estadunidense Michael Andretti, quien dijo adiós a 24 años de carrera con sólo 94 vueltas completadas, 28 de ellas en el liderato, en la versión 87 de la mítica carrera.
En su primer año como piloto-copropietario de la Indy Racing League (IRL), el hijo del legendario Mario Andretti decidió decir adiós en la “madre de todas las carreras”, donde nunca pudo ganar después de 13 arranques.
Y sí, en efecto, el nativo de Belem, Pennsylvania, se retiró de forma por demás amarga del Indianápolis Motor Speedway. Apenas iban 94 giros cuando tuvo que ingresar a boxes, entonces se quitó el caso, bajó del auto y se marchó.
“Iba muy bien, con un excelente auto que le estaba dando la pelea a los dos coches de Penske. Entonces perdí potencia, hubo un ruido extraño, una válvula del motor de rompió y ahí acabó todo”, explicó el estadunidense.
Hasta ahora que fue tentado por la jugosas bolsas de la IRL, Andretti tuvo la mejor parte de su trayectoria en la serie CART, acérrimo enemigo de la Indy League, ya que ahí consiguió 42 victorias, la última el año pasado en el callejero de Long Beach.
Además, Michael, nacido el 5 de octubre de 1962, sumó un total de 97 podios en los Champs Cars, donde consiguió un campeonato y siempre fue un rival a vencer, la referencia, uno de los elementos más valiosos junto con su compatriota Jimmy Vasser.
Con ese apellido sinónimo de carreras, Andretti era amado en Estados Unidos, donde hoy en día existe una alarmante escasez de ídolos en autos fórmula, pero también era odiado en tierra ajena, como en Canadá, donde cada yerro suyo era festejado por los aficionados. Era un yanqui fuera de Yankee Stadium.
Así ocurrió en julio de 2001, cuando Andretti tuvo un contacto que lo mandó al último sitio de una parrilla de más de 20 autos. Pese al júbilo de los espectadores, vino de atrás para llevarse el triunfo ante un público atónito, que no pudo hacer otra cosa que reconocer la clase.
Michael Mario Andretti corrió su primera carrera de Fórmula Ford en 1980 en Watkins Glen, Nueva York; en 1981, consiguió seis victorias en la División Noreste de la misma categoría, y en 1982 fue Novato del Año en el campeonato Super Vee.
También tiene otras pasiones además del automovilismo. Su esposa Leslie; sus hijos Lucca, Marissa y Marco, que ya corre autos, así como el equipo Voladores de Filadelfia de la NHL, Águilas de Filadelfia de la NFL y Acereros de Pittsburgh.
Es decir, lo tiene todo, menos un triunfo en Indianápolis. Cuarto piloto de apellido Andretti en participar en la célebre carrera, Michael tuvo que decir adiós sin tomar ese frío litro de leche en lo más alto del podio del superóvalo más famoso del mundo.