Los Ángeles, EU.- Aunque no le gusta que lo definan como un actor difícil y poco amistoso, Sean Penn tampoco rechaza ninguna de esas clasificaciones que se le han dado en Hollywood. De hecho, parece que le sienta bien saber que forma parte del reducido grupo de artistas que tienen una visión independiente y crítica acerca del gobierno del presidente George W. Bush y la intervención estadounidense en Iraq.
?No soy una persona conformista y pasiva, me gusta hacerme escuchar y decir lo que pienso en asuntos que son de interés público?, dice Penn, de 43 años de edad. ?Yo creo que todos nosotros, los actores, tenemos la obligación y la responsabilidad moral de decir lo que pensamos sin que por tal razón se produzca algún tipo de censura hacia nuestro trabajo. Vivimos en un país democrático en el que la libertad de expresión es uno de nuestros principales valores. Si yo la ejerzo es porque siento que tengo completo derecho para hacerlo?.
Con esta afirmación Penn se mostró días antes del estreno del filme Mystic River, dirigido por Clint Eastwood y que, junto con la película 21 Grams del cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu, le han puesto ya desde ahora entre los seguros candidatos a recibir un Oscar en la contienda que tendrá lugar el próximo mes de febrero de 2004.
Mystic River se estrenó con éxito hace un par de semanas en los cines estadounidenses. 21 Grams, en la que Penn comparte papeles estelares con Naomi Watts y Benicio del Toro, se estrenó hace unos días en el Festival de Cine de Nueva York y llegará a las salas comerciales el 21 de noviembre.
Penn, cuya actitud hacia la guerra es bien conocida por todos los medios de comunicación, describió lo que pasa actualmente en Iraq como ?una mala película? que tiene ?una historia y un guión mal escritos? y un director ?absolutamente torpe?.
?El presidente Bush quiere que aceptemos, como si fuera verdadera, la trama que él y sus asesores nos han estado contando desde antes que decidieran invadir Iraq. Yo no defiendo las políticas de Sadam Hussein ni estoy a favor de ninguna dictadura. Lo que yo pienso es que ningún país tiene el derecho de imponerle a otro sus ideas de libertad y democracia. En el caso de Iraq es lo que hemos hecho. Con el pretexto de la lucha contra el terrorismo, hemos contribuido a la destrucción de un incalculable patrimonio histórico que le pertenecía al pueblo iraquí y a toda la humanidad en general?.
Hijo del escritor y director Leo Penn, quien durante las infames épocas de la persecución anticomunista hollywoodense, ocurridas hacia finales de los años 40, fue puesto en la lista negra de los grandes estudios de producción por simpatizar con las ideas socialistas, Sean Penn asegura que gracias a su padre aprendió a valorar desde muy niño lo importante que era ser fiel a sus propias ideas.
?En mi casa tuve una educación muy sólida?, explica Penn, cuya madre es la actriz Eileen Ryan. ?Mis padres me enseñaron a apreciar la buena literatura y el arte en general. Por medio de ellos supe cuán valioso era tener un sentido moral de la vida?.
?Cuando mi padre recibió de parte del gobierno la notificación para presentarse a una audiencia pública en la que tendría que señalar cuáles de sus amigos tenían o habían tenido alguna relación con el partido comunista americano, la hizo pedazos. No aceptó ninguna de las siguientes invitaciones que le llegaron de parte del gobierno. Prefirió callar que convertirse en un delator.
Aunque por eso fue víctima de una injustificable persecución, en ningún momento se arrepintió de lo que hizo. A lo mejor nadie hubiera actuado de la misma forma hacia él, pero a mi padre no le preocupaba lo que pensaran sus amigos de Hollywood. El siempre fue coherente con la forma que tenía de ver el mundo y nunca traicionó sus principios morales e ideas personales. Eso fue lo más importante que yo aprendí de él?.