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Sedientos y explotados campesinos de Jimulco

Por Primitivo González

Flor de Jimulco, Coah.- Jesús Pimentel no sabe ni le interesa saber quién es el presidente del municipio a que pertenece su comunidad ?Torreón-, pero sí sabe que no hay fuentes de empleo suficientes y que urge solucionar el problema de abasto de agua, pues únicamente pueden tener agua cada tercer día y a veces sólo por cuatro horas.

Propietario y encargado de la ?vulka?, Jesús platicó que el agua proviene de un manantial o venero, en la parte alta del poblado, por el Cañón del Indio, pero se está agotando y en tiempo de calor, que ya se aproxima, la situación se volverá demasiado grave para los poco más de 800 habitantes de La Flor.

?Hace años teníamos mucha agua del manantial y los vecinos de Jimulco nos pidieron que les pasáramos pero la mayoría de la gente no quiso y ahora que ellos tienen noria y nosotros nos estamos quedando sin agua, no la quieren compartir?.

El venero se localiza a cuatro kilómetros al sur del poblado, en la parte media del cerro, pero el agua que mana es ya muy poca, de tal suerte que tiene colocado un tubo de plástico de dos pulgadas y le entra apenas la cuarta parte de su diámetro.

El agua baja por gravedad y llega hasta la tubería del poblado, donde un encargado regula por medio de válvulas la distribución cada cuatro horas hacia determinadas zonas de la comunidad, con la finalidad que todos puedan alcanzar cada tercer día.

Entre el manantial y el poblado hay un tanque de almacenamiento, de unos diez mil litros, que anteriormente se llenaba e incluso tenían que tirar líquido porque les sobraba, pero desde hace dos años ya ni lo utilizan.

Además de poca, el agua no está clorada. ?No nos gusta el sabor con cloro?, dice Jesús tras explicar que la gente ya está acostumbrada a tomarla así como sale del manantial. ?Está buena así?.

Hay barrios, dice, que no les llega ni gota de agua por la poca presión y tienen que ir con sus cubetas hasta donde sí sale o a las norias más cercanas. Nadie paga el agua, sólo algunas cooperaciones cuando se necesita. ?Lo único que hacemos son faenas, como arreglar la tubería o destaparla cuando se ofrece?.

Cuando se le cuestionó sobre el presidente municipal de Torreón, Jesús dijo; ?¿Qué no es Zermeño?, para ser sincero, no lo conozco, como casi nunca vienen para acá, pues ni cuenta se da uno?.

El lugar donde se localiza el manantial forma parte del Cañón de Jimulco y es rico en plantas semidesérticas como la candelilla, palmillos, guajillos y otras, además de un rico yacimiento de mármol que es explotado por una empresa y da trabajo a unos cuantos habitantes de La Flor y Sombreretillo, comunidad cercana, separada sólo por el río Aguanaval.

La vida es dura

Por su parte, Luz María Aguilera Montejano, platica que tiene dos o tres horas en las que puede abastecerse y llenar sus tinas, pero ya se acostumbró a esa situación, aunque sabe que en la primavera y el verano todo se va a complicar, pues hace falta más agua y el venero cada vez les da menos.

Lucy, como la conocen los habitantes, dice que la vida es dura pero con esfuerzos van sacando a sus hijos adelante. La mayor estudia Sistemas en el Tecnológico de Lerdo y le tienen que dar 250 pesos a la semana para el transporte. Tiene otros dos hijos más y todos se mantienen con el sueldo del esposo, que trabaja en la maquiladora del lugar, con un sueldo de 800 pesos semanales.

La drogadicción,

otro problema

Anteriormente, relata Lucy, no había muchachos drogadictos, pero desde hace unos años cada vez son más los jóvenes que se hacen viciosos. ?Dicen que la van a comprar a San Joaquín o la Constancia, en Torreón, pero uno mejor ni se mete en eso?.

La tienda

Juan Samaniego Hernández, de 69 años, encargado de la tienda Diconsa, antes Conasupo, dice que no se vende mucho, en promedio unos cinco mil pesos por semana, de los cuales gana el 5 por ciento de las ventas, aunque no todas son al contado. ?Aquí les fío a los que pagan y son como veinte personas?.

Samaniego, como le dicen en el pueblo, distante 70 kilómetros al sur de Torreón, resaltó la falta de empleo para los jóvenes y adultos, motivo por el cual pide una mayor atención del gobierno en ese aspecto.

La solución es sencilla

Rosalío Cisneros Arreola, gerente general de Simas Rural, afirma que fácilmente se puede solucionar el desabasto de agua en La Flor de Jimulco. ?Es cuestión sólo de voluntad de las partes?.

Explica que hay una noria perforada originalmente para abastecer a Jimulco, La Trinidad y La Flor, en la cual se pueden extraer hasta 50 litros por segundo, suficientes para los habitantes de las tres comunidades, pero actualmente sólo las dos primeras aprovechan el pozo.

El problema, expone, es que se ha politizado el asunto y ahora hasta intervienen representantes de partidos políticos, lo que ha obstaculizado la solución. ?Creo que si nos reumimos el CEAS (Comisión Estatal de Aguas y Saneamiento), representantes de la Presidencia Municipal y los de las tres comunidades, se soluciona rápido, pero es necesario que haya voluntad para ello, sobre todo de los mismos habitantes, ya que por nuestra parte no hay ningún problema?.

Aclaró que al conectarse a la noria, tendrían que pagar por el servicio y eso quizás sea un obstáculo más, tomando en cuenta que actualmente no pagan nada los de La Flor.

Freno al saqueo de plantas

En cuanto al saqueo de plantas del Cañón de Jimulco, utilizadas como plantas de ornato por un club de golf de Torreón, el coordinador de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), Dante Moreno Molina, tras reconocer que la situación no se ha frenado del todo, anunció que este domingo 27 se hizo entrega de 30 credenciales de ?vigilantes voluntarios?, a los habitantes de esa comunidad.

El objeto de esa acción -que fue presidida por el subdelegado de Inspección y Vigilancia de la Profepa, Tomás Henrich-, es que los mismos vecinos denuncien a Semarnat o Profepa cualquier acción de extracción ilegal de plantas, para de inmediato proceder contra el infractor.

Los habitantes han solicitado a las autoridades que el Cañón de Jimulco sea declarado área natural protegida, en virtud de las especies únicas que existen en ese lugar.

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