“Caminante son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar”
Antonio Machado
México sigue siendo una nación joven, le falta camino por andar y aunque la marginación y la injusticia, la pobreza y todo aquello lesivo que aparentemente impide el desarrollo existan; ante todo nos queda el anhelo de consolidarnos, crecer, aprender del error: urge dejar atrás juicios catastróficos, malos augurios, ante todo debemos apostarle a un futuro promisorio, jamás caer en la inconformidad y sentirnos víctimas. El hombre valioso, el verdadero ciudadano es aquel que defiende a capa y espada las virtudes más hondas, ese verdadero patriotismo limpio, la mexicanidad; concibe al entorno como centro, punto neurálgico desde el cual grandes cosas pueden lograrse. Bien lo dijo alguna vez Tagore: ¿qué sería de nosotros sin la esperanza?
La grandeza comienza desde la familia, posteriormente en la escuela y finalmente el trabajo. Nuestro gran problema ha sido no caminar de la mano, dejar de lado las diferencias y entender la disidencia, respetar todas las corrientes, aprender y fortalecernos gracias a aquellos que disienten. Urge ya unir ideologías en pos de una misma voz: mostrarles a las futuras generaciones la importancia de transitar caminos, senderos buscando dejar atrás un pasado lastimoso, entender al presente como oportunidad y al futuro concebirlo como aliado, nunca permitir nos rebase, la contundencia del tiempo carcoma. A fin de cuentas somos arquitectos de nuestro propio destino.
Por ello:
Hacia la sociedad entera lucidez y entendimiento, participación activa, poner poco o mucho buscando afanosamente contribuir, involucrarse, informar, inculcar a nuestra descendencia valores firmes, revisar la historia para no repetir errores. Hacia las mujeres aprender de su intuición, el sentido de justicia, la verticalidad y enorme talento del que son poseedoras. De los jóvenes demandar busquen banderas propias, dejen atrás la queja y entiendan la enorme responsabilidad que tienen en sus manos. Ser mexicano además de implicar orgullo es titánica tarea, obligación divina, darle, retribuirle al país las maravillas, luchar por terminar con aquello lesivo, nada promisorio.
Dejemos de criticar al Presidente, francamente la mano se nos ha pasado. Entendamos que la transformación de fondo no es cuestión de seis años, requiere proyectos transexenales. Veamos lo bueno, los avances y debilidades en su justa dimensión, apoyemos a un hombre que no puede solo, olvidemos paternalismos, el que la resolución de nuestras vidas recaiga en Vicente Fox. De sus colaboradores pidamos congruencia, trabajen juntos con honradez e inmaculada honestidad, tiren al cesto de la basura actitudes protagónicas, tiendan puentes para alcanzar el entendimiento. No se valen divisiones dentro del Poder Ejecutivo: el electorado le dio al Presidente la silla, también la súplica de ser Estadista y contar con un equipo competente, entregado y dispuesto a asumir la responsabilidad ulterior, la más importante del servidor público: entregar alma, corazón y vida al prójimo.
Pido del Congreso saquen adelante las reformas que con urgencia se necesitan, existen muchos legisladores dispuestos, provenientes de todos los partidos políticos. Hacia ellos la sensatez, el cumplir con el mandato antes de que sea demasiado tarde. Hacia una minoría de éstos incompetentes y arribistas amplia condena: es inmoral no cumplir con el trabajo, faltar a las sesiones, cobrar bonos, dietas, hacer del fuero sinónimo de impunidad. Demandamos un marco legal justo y equitativo, revisar una Carta Magna rebasada por la historia. Muy en especial hacia los senadores y diputados del PRD dejen atrás tan absurda defensa del nacionalismo arcaico, se ajusten a los nuevos tiempos, redefinan a la izquierda. Andrés Manuel López Obrador podría enseñarles tantas cosas: en él está el mejor gallo, el sinónimo de congruencia.
De los partidos compromiso. El PRI posee experiencia, aprovechémosla, desgraciadamente los pleitos entre Roberto Madrazo y la cúpula debilitan al partido.
El PAN tiene buenos y competentes, por desgracia se percibe una aparente debilidad en Luis Felipe Bravo Mena. Afortunadamente cuentan con Felipe Calderón Hinojosa para servir de enlace. El PRD va en picada hacia abajo, perdieron el rumbo y la ideología que tantas cosas buenas dejó a México. El Verde Ecologista es simple y llanamente un negocio familiar donde reinan los incompetentes, el influyentismo de su “presidente” aunado a la evidente y clara incapacidad de sus legisladores. Dicho organismo, cual prostituta se vende al mejor postor…
Luego viene el Poder Judicial. De la Suprema Corte exigimos una mejor interpretación de la justicia y al diablo con el mito de que los once ministros que la componen jamás hierran. Necesario separar a los tres poderes, pedirles cumplan tan importante misión. Faltan muchos asuntos por resolver: las muertas de Juárez, los asesinatos, degradación hacia la mujer, sistemas que favorecen al poderoso y permiten los delincuentes de cuello blanco anden sueltos, eliminar la corrupción pues envenena, abrir el acceso informativo a todos los ciudadanos, condenar a empresas con propietarios ricos y nada en las arcas de sus corporaciones, revisar las relaciones obrero-patronales, tener bien claro un proyecto de nación donde reine la coincidencia. Sólo así saldremos adelante.
Me consternan los rateros. En un sistema democrático no cabe la impunidad: pedimos a la PGR no le tiemblen las manos para castigar a los que utilizando la política se hicieron ricos sin importar cuarenta millones de pobres. Ése sería un proceso francamente largo: en México una importantísima cantidad de “funcionarios” viven como príncipes. La nación se quedaría semivacía y en las cárceles no habría cupo.
México saldrá adelante si cumplimos, cambiamos, modificamos la conducta. Ya me tiene harto el concepto del indígena dormido sobre el maguey, estirando la mano y esperando ganarse la lotería o que la Virgen de Guadalupe le resuelva todo.
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