Estamos en un tiempo difícil de asimilar, de entender, estamos en época de guerra. De una guerra real.
Una supuesta coalición de 45 países de nombre, alguno sin ejército, tres o cuatro en realidad, encabezados por Estados Unidos de Norteamérica, están invadiendo un país, Irak.
En busca de darle “mejor vida” a sus habitantes, en búsqueda de derrocar un gobierno que el mismo gobierno de USA en épocas pasadas hizo crecer, porque le servía a sus intereses.
Un “gobierno” que mantuvo en tiempos pasados relaciones comerciales personales con el gobierno que ahora quiere quietar.
En los equipos deportivos vemos que los jugadores ostentan en la espada de su camiseta el logotipo de la marca que lo patrocina, de tal refresco o cerveza. No puedo ver las noticias e imaginariamente ver en las espaldas de los soldados, de igual manera, el logotipo de las empresas petroleras, como es el caso de ESSO o SHELL.
Nos asustamos de que en las noticias nos dicen que han muerto 4 ó 5 decenas de soldados. Vemos cómo se lanzan proyectiles de destrucción. Pero recordemos que en la Segunda Guerra Mundial hubo batallas en donde murieron miles de personas en combate.
¿Cuál es la diferencia de esta guerra con la Segunda Guerra Mundial?
El avance de la comunicación, la cobertura de los medios de comunicación e información. Casi simultáneamente, como si fuera un partido deportivo o un espectáculo artístico como se dan los hechos en forma presidencial.
Esto nos lleva a reflexionar sobre muchas cosas, a otros nos pasa desapercibidos, a otros más les asombra.
En días pasados me preguntaba una maestra qué se debería hacer con los niños con respecto a como ven “esto de la guerra”. Una reflexión que deberían hacerse todos los maestros y padres de familia.
Somos simples espectadores, que tarde que temprano tendremos repercusiones, principalmente de tipo económica, directamente afecta a muchos paisanos que se enlistaron en este ejército, para pelear en una guerra, una guerra sin razón. Ninguna guerra tiene razón, ningún acto violento del Ser Humano tiene razón.
Me preguntaba esta maestra con grado de preocupación: ¿Debemos dejar a los niños ver lo que está pasando en las noticias? ¿Debemos hablar del tema en el salón de clase? No podemos aislar a un niño de lo que pasa en su mundo, en este mundo. No podemos negar que existen maquinitas electrónicas de entretenimiento, del fax, del Internet. Cierto, antes no había eso, y se vivía, pero tampoco había cereal en cajas, ni papas peladas y precocidas, el tomate para la sopa se preparaba en la cocina y no venía ya sazonado en latas.
La vida es diferente, muy diferente de lo que fue antes de nosotros y de lo que nuestros hijos están recibiendo. Cuándo se hubiera imaginado mi abuela que la mujer trabajara y tuviera negocios a su cargo u ocupara puestos directivos en empresas, y que para ello dejara a sus propios hijos en una guardería que los cuidan mejor que ella misma. Estamos en guerra, estamos porque ésta es nuestra Tierra, nuestra vida. Y digo estamos porque también incluye a nuestros hijos.
Debemos permitir que nuestros hijos estén enterados de lo que pasa en este mundo y en la medida de nuestra capacidad y de su entendimiento explicarles qué es lo que pasa. De que sea un gran momento de explicarle por qué debemos saber convivir, de por qué hay que respetar a los otros. Un excelente momento de reflexionar en la frase del Lic. Benito Juárez: “Entre los pueblos como entre las naciones el respeto al derecho ajeno es la paz”.
Es éste un gran momento para hacer de nuestro hijo un Ser Humano.
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