Hace un buen tiempo conocí a una persona, él un gran médico odontólogo. En esa ocasión me platicó que su hijo era el tecladista que en el Estadio de la Revolución, en los partidos de beisbol amenizaba y hacía el ambiente familiar para los aficionados. Tiempo después tuve la oportunidad de conocer a su hijo, un excelente Ser Humano.
Tiempo después mis hijos requirieron atención dental, propia de su edad, y recurrimos a una dentista, la que después de valorar el problema nos recomendó acudiéramos con uno de los mejores ortodoncistas de la región; grande y grata fue la sorpresa que era la misma persona que hacía en el estadio el ?buen ambiente?. Cabe mencionar que para mis hijos ir al dentista, desde entonces, no es para nada una sesión de tortura, al contrario es el momento de salud y recreación, de bromas y de jugar a mojarse con la pistola de agua que tiene el dentista en el sillón.
En fechas posteriores, en una ocasión me comenta: ?Como ves Ricardo, voy a hacer que los equipos de futbol y el de beisbol profesional locales de la región se enfrenten en un partido y lo que se recabe será con fines de beneficencia social?.
No pudo ser para mí menos que una gran sonrisa y pensar que a este tipo le hacía falta un tornillo en la cabeza. Enfrentar a dos equipos de opuesta disciplina con dos diferentes intereses, incluso en lo comercial, resultaba algo para lo cual no tengo definición.
Hoy se han llevado varios partidos entre estos dos equipos. Todo un éxito estos eventos. Los conocemos: ?Estrellas Unidas de Corazón?.
Tiempo después me platica, durante una de las visitas en que llevo a mis hijos a su tratamiento dental: ?Ricardo, voy a hacer un rompecabezas, el más grande del mundo?. Levanté la ceja y no dejé de enseñar una sonrisa escéptica.
¡Qué bueno que él no cree en las personas escépticas!
El pasado sábado 27 de septiembre dio inicio a armar El rompecabezas más grande del mundo en el lecho seco del Río Nazas.
Víctor Arellano Cobián, con orgullo lo digo: ?Dentista de mis hijos, tiene como meta juntar un millón de piezas, diez toneladas de plástico, cuatro millones de tornillos que unen estas piezas, formar una imagen de 40,000 metros cuadrados, tanto así como el piso de ventas de un centro comercial de la región, un rompecabezas que se podrá apreciar en su totalidad desde lo alto.
No es una labor que en lo físico él solo esté haciendo, no es un proyecto o ilusión individual. La comparte con todos nosotros, con todos los laguneros y con todos los mexicanos. Nos invita a todos los laguneros a que cada uno pongamos una pieza, o muchas si es posible. Nos pide una aportación económica que se destinará a la beneficencia social.
Pero la más dura tarea para este Ser Humano, al que definitivamente le falta un tornillo en la cabeza, no es ?armar? un rompecabezas de un millón de piezas, es unir un millón de voluntades, es el convencer, de convencernos a todos, de participar en un proyecto que nos une y que nos da proyección a nivel mundial.
En días pasados estaba yo poniendo una pieza y ayudando a mis hijos a colocar las de ellos y se acercó Víctor y me comentó: ?Cómo es posible, Ricardo, que me estén llamando de una estación de radio de Colombia para entrevistarme y comentar sobre este proyecto, que laguneros residentes en Estados Unidos envíen su aportación y los ejecutivos locales de las empresas patrocinadoras no se hayan dado la oportunidad de venir con su familia?.
Yo quiero colaborar con esta ilusión, con este proyecto, además de poner mi pieza de El rompecabezas más grande del mundo, invitándolos a todos mis lectores a que acudan a poner una pieza, por lo menos cada quien, que representa no sólo una figura un hecho material, sino un símbolo de unión, de participación, de integración, de colaboración y, por qué no, de creatividad.
En días pasados me comentaba un visitante a esta región ¿El río Nazas separa a los Estados de Durango y Coahuila? A lo que le contesté: No, definitivamente no, el río Nazas es el que nos ha unido, es el que ha creado la Región Lagunera?.
Hoy, El rompecabezas más grande del mundo es otra muestra de unión, por eso está en el lecho del padre Nazas.
Mi correo electrónico: rmercado@avantel.net