NOTIMEX
MELBOURNE, AUSTRALIA.- La estadounidense Serena Williams puede reclamar ya un sitio entre las mejores tenistas de la historia, al completar el Grand Slam con un triunfo sobre su hermana Venus en la final del Abierto de Australia, que ganó por primera vez.
La nativa de Saginaw, Michigan, se adjudicó de esta manera el Abierto de Francia, los Campeonatos de Wimbledon, el Abierto de Estados Unidos y ahora el de Australia en forma consecutiva, todos ellos con victorias ante Venus, este sábado por 7-6 (7/4), 3-6 y 6-4 en dos horas y 21 minutos.
Tres de estas cuatro victorias ocurrieron en 2002, por lo que aunque al hilo, no completó el Grand Slam en años seguidos, al igual que la alemana Steffi Graf en 1993-94 y la estadounidense de origen checo Martina Navratilova en 1984-85.
Serena, primera cabeza de serie, se convirtió en la novena jugadora en obtener las cuatro gemas del tenis mundial y en la quinta en hacerlo consecutivamente, pues además de Graf y Navratilova, también lo han hecho la estadounidense Maureen Connoly y la australiana Margareth Smith de Court.
Con ello, sumó su quinto cetro de Grand Slam, pues también consiguió el “US Open” en 1999, primero del año y 20 de por vida. Este fue el quinto duelo entre ambas en una final de los Cuatro Grandes, pues Venus la venció en Flushing Meadows en 2001, su más reciente triunfo sobre ella. La serie quedó 7-5 favorable a Serena.
El partido resultó por demás cerrado y emotivo, ya que las hermanas sacaron sus mejores armas y argumentos tenísticos. De hecho las estadísticas estuvieron parejas (siete “ases” ambas, 5-6 en dobles faltas, 54-51 en errores no forzados y 116-109 en puntos ganadores).
Simplemente, Serena ya es una de las grandes de este deporte y ofrece su mejor tenis en los momentos más difíciles, como en las semifinales ante la belga Kim Clijsters, quien la tenía en la lona, mientras Venus se ha quedado rezagada en varios aspectos respecto a su hermana.
Los organizadores decidieron usar, acertadamente, el techo plegable de la Arena Rod Laver para evitar un mayor desgaste de las jugadoras -como hace un año- por la temperatura superior a los 40 grados al aire libre, y contribuir así a un mejor espectáculo.
En este marco, ambas disputaron el partido con encono, ya que ninguna quería perder, en el caso de Serena para completar el Grand Slam, mientras Venus luchó con todo para sacudirse la hegemonía de su hermana y volverla a vencer tras un año y cuatro meses.
El partido que sostuvieron fue, básicamente, desde el fondo de la cancha, con contados ataques a la red. Las dos ofrecieron su mejor repertorio de saques, voleas y reveses, todo ello con la potencia a la que tienen acostumbrado y que tanto gusta al público, que además siempre agradecerá una final cerrada y de largo aliento, como ésta.
Cuando Venus parecía derrumbarse en el primer set por una desventaja de dos juegos, reaccionó para colocarse 5-4 al frente con su servicio, pero su hermana logró el rompimiento y luego ambas conservaron sus saques para irse al desempate.
Ya en el “tie break”, fue la menor la que impuso condiciones, pues tomó una ventaja de 5-1 que le permitió contener los ataques de su rival y solventarlo por 7-4 luego de 58 minutos de contienda en la primera manga.
Los aficionados, metidos de lleno en esta disputada batalla, agradecieron al ver cómo Venus emparejó gracias a que con paciencia y tranquilidad condujo el juego por donde quiso, consiguió un quiebre y se adjudicó el segundo set por 6-3 en 38 minutos.
Entre la multitud, quien sufría era la madre de las Williams, Orancene, quien presenciaba el modo en que sus hijas se “mataban” en cada punto y sostenían un encuentro que puede calificarse de todo, menos de fraternal.
En la manga decisiva (45 minutos), Serena se adelantó 2-0, pero Venus se concentró y emparejó las acciones. Así se fueron hasta el 4-4, momento en que la hermana menor (21 años) ganó su servicio y rompió el de Venus (22), con lo que la historia quedó escrita.
“Yo quiero ser como ella”, enfatizó Venus durante la ceremonia de premiación en un sentido reconocimiento, pues fue evidente que la derrota le dolió, hacia su hermana, quien se limitó a decir que se sentía afortunada por haber logrado esta hazaña.