EL PAÍS
Madrid, ESPAÑA.- La prestigiosa organización británica Christian Aid denunció el “agujero negro” en que se encuentran cerca de 4,000 millones de dólares de los 5,000 millones que han sido transferidos a la Autoridad Provisional de la Coalición (CPA, en sus siglas en inglés) después de la caída del régimen de Sadam Husein, ingresos provenientes en su mayoría del petróleo y fondos destinados a la reconstrucción. No hay hasta el momento registros públicos de ese dinero.
Las ONG han tenido una escasa participación en el Foro Humanitario de la Conferencia de Madrid, en el que se escucharon algunas voces críticas ante la situación de inseguridad y de salud que se registra en Iraq. Hasta el momento, ningún organismo independiente ha podido comprobar dónde se encuentran cerca de 4,000 millones de dólares administrados por la CPA del Fondo para el Desarrollo de Iraq, cuando la resolución 1,483 de la ONU de mayo de 2003 obliga la supervisión de esos recursos por medio de una consultoría internacional. “Cómo se puede esperar que disminuya la inseguridad cuando los iraquíes no tienen motivos para confiar en la CPA”, se preguntaba ayer en Madrid Katherine Nightingale, de Christian Aid. “Por eso es muy importante que la CPA se maneje de forma transparente. Esta ausencia de transparencia es la que alimenta las sospechas y la desconfianza”, señala. Pese a su opacidad, el fondo gestionado por la CPA sigue recibiendo recursos y el 21 de noviembre próximo asumirá el control de divisas remanentes del Programa de Petróleo por Alimentos, cerca de 2.500 millones de dólares, según Christian Aid. El administrador civil de Iraq, Paul Bremer, parecía haber accedido el miércoles pasado a la creación de un organismo independiente de monitoreo.
La organización británica realizó el cálculo de las cifras durante más de dos meses de investigación, que incluyeron consultas con fuentes de la ONU y de la propia CPA. “Hemos pedido al Gobierno del Reino Unido, como miembro de la coalición, que aclare dónde se encuentran los fondos”, afirma Nightingale. “Nos pidieron que no diéramos a conocer esto ahora, durante la Conferencia de Donantes, pero consideramos que es muy importante dar transparencia a estos fondos, especialmente cuando provienen de recursos de los propios iraquíes”. Christian Aid no participó de la discusión en el Foro Humanitario de la Conferencia de Donantes, donde se hizo evidente la ausencia de la mayoría de las ONG más importantes. Sí participaron agencias de la ONU, miembros del Gobierno Provisional iraquí, de la CPA y Cruz Roja, entre otros. En este foro se escucharon algunas de las voces más críticas de la conferencia, sobretodo respecto de los problemas sanitarios y de seguridad. Amenazas a Cruz Roja.
Los emblemas de Cruz Roja, reconocidos y respetados en todo el mundo como un símbolo de independencia y neutralidad, han perdido en Iraq su valor positivo y se han convertido en una amenaza por los trabajadores humanitarios. La inseguridad ha llevado a la organización a retirar sus emblemas de vehículos e instalaciones en Iraq y Jordania: cuatro miembros de la organización han muerto en territorio iraquí desde la guerra (dos expatriados, uno de ellos tiroteado cuando viajaba en su vehículo identificado con los símbolos de la Cruz Roja, y dos locales). “La situación es muy mala”, denunció Juan Manuel Suárez del Toro, presidente de la Federación Internacional de Cruz Roja y la Media Luna Roja. “Mientras la situación de inseguridad que afecta a los trabajadores humanitarios no mejore, nada cambiará”, subrayó, “y esto es algo que también afecta a la población, las mujeres y las niñas son las más perjudicadas porque no pueden salir a la calle por miedo a ser secuestradas”.
Buena parte de los expatriados de la organización se han marchado a los países vecinos, mientras que una veintena de ellos permanece en Iraq. La situación sanitaria no es mejor que la de la seguridad. Después de haber sido erradicada de Iraq, la malaria regresó al país tras la guerra. Cruz Roja ha registrado la reaparición de la enfermedad, así como la multiplicación de otras como el cólera. La escasez de agua potable es una de las principales razones del aumento de las enfermedades.
Aunque ahora, más de seis meses después del final de la guerra, se habla de los posibles fondos para la reconstrucción del país –algo a lo que nadie se opone-, algunos de los proyectos en danza han disparado el debate. En especial, los planes para el desarrollo de un sistema de salud privado. “Si se confirman los rumores de un sistema de salud privado sería una catástrofe, algo inconcebible desde el punto de vista humanitario”, subrayó Suárez del Toro.