Durango

Sin elotes, y sin ventas

Reconocen que no era mucho lo que podrían hacer para salvar sus cultivos

Ricardo Ibarra Sierra ve a lo lejos, sumergida en el agua, su cosecha que ya estaba “jiloteando”. En algunas partes alcanza a mirar las puntas del maíz, en otras sólo agua. Todo su trabajo que comenzó en junio se “lo llevó el río”, dice.

Él es el sostén de una familia de cuatro miembros que vive de la venta de gorditas y elotes cocidos a la orilla del camino a El Pueblito. El desbordamiento del río Tunal, comenta, no solamente lo dejó sin cosecha cuando estaba madurando, sino que perdió la venta del pasado domingo, porque el retén que pusieron las corporaciones policiacas en el entronque con prolongación Primo de Verdad evitó que entraran vehículos con posibles compradores.

Al frente de la casa se notan las cenizas y hojas de elotes. “Perdimos la venta de 100 elotes aproximadamente”, dijo, por la emergencia y la prohibición de paso de los vehículos. No fue el único que resintió pérdidas económicas, porque los domingos la mayoría de los habitantes de este poblado se sostiene de las ventas de alimentos como gorditas, carnitas, elotes, refrescos, que se ubican en puestos y locales a todo lo largo del camino rumbo a la presa que es un centro de paseo muy visitado por los capitalinos.

Sale al patio de la casa, y con su brazo señala sus parcelas ubicadas en varios terrenos. En total suman cuatro hectáreas, más otras cuatro y media de otros familiares. Aquí se perdieron todas estas hectáreas.

Cómo él hay habitantes de El Pueblito y El Nayar que perdieron sus cosechas. Los presidentes de las Juntas Municipales de los dos poblados reconocieron que hay cuando menos unas 325 hectáreas anegadas por el agua del río.

Su vecino Manuel Mireles le encargó dos caballos porque su casa quedó inundada, ya que se encuentra en una parte baja y cercana al río El Tunal.

Ricardo señala que ni le dan ganas de apuntarse para recibir algún apoyo. “El año pasado, dijo, me apunté y no recibimos ningún apoyo”. Recordó que también que el año pasado fue de los afectados por las inundaciones. “Me apunté con el personal que paga el Procampo, y jamás recibí nada”.

También se le hizo raro que por 12 días el agua del río corriera cristalina, y que después de tres días de lluvias, de repente comienza el derrame de la presa Guadalupe Victoria, y señala que no hubo aviso del personal de la Comisión Nacional del Agua. Inclusive, señala que nadie fue al domicilio a prevenirlos de lo que iba a pasar, aunque reconoce que no era mucho lo que podrían hacer para salvar sus cultivos.

Aunque ve ahogadas sus parcelas, mira al cielo y hace su pronóstico: la situación se va a calmar. El cielo ya no está tan nublado, hace un poco de calor y hay ratos de sol. También hace el pronóstico de lo que va a pasar en los próximos días: como la cosecha ya se perdió va a tener que comprar los elotes para seguir vendiéndolos.

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