Es común en muchos funcionarios echarles la culpa a administraciones anteriores de la mala ejecución de esta u aquella obra, sobre todo cuando la lluvia deja al descubierto que fue mal ejecutada y un fraude más para el que paga todo; el pueblo.
El país entero está cansado que administraciones presentes den un sesgo a su inoperancia con el viejo y necio argumento de ser problema heredado.
Sin embargo lo lindo de un país quintomundista como el nuestro, que lo único del primer mundo son los fabulosos sueldos de nuestros gobernantes a cualquier nivel, incluyendo ahora a los ínclitos y probos magistrados de la Suprema Corte de Justicia con superaumentos autodecretados.
Parece ser que los mexicanos somos poseedores de un destino sin testamento ni rumbo que como están las cosas en México, ni servicios, mucho menos las obras son capaces de tapar las corruptelas que ante los fenómenos naturales evidencian la pésima ejecución de estos servicios.
La inoperancia de desagües en la mayoría de las ciudades es obvia, las tragedias se dan año con año en los distintos estados del país. Morelos, el D.F., Coahuila, Nuevo León, Zacatecas, Guanajuato, Veracruz. Querétaro, Estado de México, Tabasco, Michoacán, Chiapas y en general toda la Republica, donde en épocas de lluvias (mayo-septiembre), millones de familia cada año viven con el Jesús en la boca.
Desgastes en cerros, cauces de ríos a su máximo nivel, presas y represas con fisuras, canales de desagüe con aguas sucias y coladeras tapadas, pasos a desnivel que desquician el paso de peatones y vehículos que inclusive son arrastrados, porque ni siquiera existe un aviso o alguien permanente para prevenir el peligro, torres, postes y cables de energía derribados, etc.
El Centro Nacional de Prevención de Desastres cuyas siglas son Cenapred, se concreta sólo a advertir que llegarán lluvias y con estas luminosas declaraciones se supone que previene los desastres, en otras palabras la Cenapred, la carabina de Ambrosio y ponerle lavativas a un muerto son la misma cosa. Cabe hacer mención que el Ejército es de las pocas dependencias que aunque no previene sí al menos medio repara en lo que a sus manos y medios está al alcance.
Más allá del desastre que de inmediato cause el enojo de las aguas broncas en comunidades y algunas ciudades, están los daños colaterales que estas inundaciones traen consigo, plagas y enfermedades infecciosas que muchas de las veces causan epidemias y la proliferación de moscos transmisores del paludismo (malaria) y el dengue por citar unos.
Este año se habla de 7 millones de personas damnificadas y daños en 16 estados de la República por lluvias, cierres de carreteras inclusive autopistas y desastres en el de por sí amolado campo con miles de hectáreas de diversos cultivos. La incultura gubernamental sigue cabalgando en el “Ai se va” cuando de ejecutar obras se trata y se soslaya la verdadera prevención de desastres con buenos servicios.
La comisión para prevención y contingencias anunció que pondrá en operación una partida de cinco mil millones de pesos que empezará a operar hasta el año 2004. (Ver para creer).
La deuda con los más desprotegidos seguirá pendiente. ¿Que el Gobierno no tiene la culpa de que llueva con furia?, es verdad, sin embargo lo cierto y tangible es que por la incapacidad e irresponsabilidad de muchas dependencias se acepte a personas que construyan sus hogares en los lechos de los ríos secos, en zonas de alto riesgo como son colinas de cerros, etc.
La verdad no se ve por dónde el pueblo pueda y deba demandar por daños y perjuicios a las autoridades y compañías de estas malas ejecuciones en las obras, los tubos para drenaje pluvial nunca dan el ancho y jamás son probadas y supervisadas por un comité ciudadano antes para verificar su funcionamiento, una vez tapados dichos tubos y alcantarillas y pagada la obra, los señores se deslindan a la par de las autoridades que ordenaron con o sin legitimación dicha obra. Con los puentes, el pavimento y demás obras pasa lo mismo. Costo de primera y servicio y material de tercera o cuarta, en pleno siglo XX1 sigue vigente la corrupción tanto por parte de los constructoras como por las administraciones.
Y más de lo mismo, donde nada se previene, menos se remedia, eso sí, todo se cuestiona y sólo letanías como discurso acompañado de despensas, láminas de cartón, unos metros de plástico, acondicionar locales para damnificados por unas semanas y como decía mi tía Lidia, hasta las otras aguas. Correo electronico:linga_1031@hotmail,com