“Las transiciones precipitadas no son sino transiciones aparentes, nunca progresos reales”.
Leopardi
Me encuentro en pleno centro de Coyoacán, barrio bohemio por excelencia en la capital del país. En él se reúnen artistas, intelectuales, políticos, ociosos de café; todos en busca de sus maravillas arquitectónicas, los placeres de caminar por sus avenidas, libros, gitanas pronosticando el futuro, músicos entonando sones y coplas que emulan un pasado post revolucionario: letras de Violeta Trigo, Chavela Vargas, Pablo Milanés, Neruda y sus espléndidos versos, Sabines chiapaneco hasta la médula.
Yo y mis cuates del miércoles saliendo de ver a la “Bruja Mayor” o la reencarnación de María Sabina (no vende hongos, sólo tarot y caracoles) impresionados, casi diría embrujados ante el encanto y misticismo de una mujer que transita dimensiones paralelas, mirada penetrante y sabiduría incomprendida por una sociedad ya no creyente en lo mágico, apegada a lo tangible, material, al oro. En esta ocasión evité leyese mi mano: el futuro es una mezcla entre destino, errores y aciertos para irlo construyendo; llegué hacia ella primero por curiosidad, luego vendría el apego a sus palabras, sabiduría, concepción de vida. La quiero profundamente, es mi psicóloga, confesora, me redime y exculpa, simplifica tan complicado existir.
Luego a tomar café al Parnaso (librería que en este escribano provoca similar efecto al de una dama frente al aparador de perfumes de Liverpool) y a conversar. Estamos francamente alarmados ante el maremágnum informativo que invade el espectro mediático en sus tres ámbitos: radio, televisión y periódicos. Muy a nuestro pesar existen aquí (México todo) pendientes sin resolver, problemas añejos atribuibles a un número importante de imponderables, responsabilidad compartida por todos.
Responsables los ciudadanos, postrados, poco unidos y esperando –en el pasado- que el gobierno nos diera de comer en la mano. Quinientos años temiéndole al poderoso, permitiéndole abusos, aplaudiéndole con servilismo, adulándolo. Desunión social salvo en contadas ocasiones, poco amor patrio, complejos. Tampoco culpa absoluta: hay ignorancia y a aquél sin preparación fácilmente se le venden quimeras, imposibles, promesas de cambio, justicia social, politiquería de quinta, retórica y discursos gastados.
No tiene que ser Vicente Fox centro de desilusión. Su campaña asemeja a la de cualquier producto o servicio: propuestas vagas y “slogans” poderosos y el electorado creyendo: seis años para transformar la historia. Buen hombre, buenas intenciones, cero capacidad de estadista; enorme distancia entre decir y hacer. La transición era necesaria, sin embargo opciones limitadas. Labastida no convenció, Cárdenas imposibilitado para reformar a una izquierda mermada, violenta y poco propositiva. Quizá nuestra mejor carta era Don Gilberto Rincón Gallardo tan comprometido con sus ideales, hasta el grado de llegar a la cárcel si con ello modificaba el entorno. Tristemente la social-democracia es difícil en su aplicación conforme a realidades mexicanas, además me consta que muchos desecharon aquella fórmula por una vil, imbecilísima razón: no les gustaba la idea de un descapacitado al frente.
Seguimos en el Parnaso. Platicamos con todo y de todos, en especial con un hombre preparado, refinado y culto, no tiene trabajo. Al diablo con chambatel, el changarrismo y demás burradas: no hay peor veneno para el alma que sentirse poco apreciado, días de frente sin nada por hacer y la devaluación ante la comunidad. Siento coraje hondo hacia la anterior Legislatura Federal: bonos, dietas, aguinaldos, faltas, demagogia, incapacidad en un país surrealista que promueve y aplaude a Irma Serrano, le festeja a Salgado Macedonio tan famosos paseos en motocicleta o el extremo vulgar de “Pancho Cachondo” rodeado de prostitutas. ¿Díganme si es o no un circo la política?
Avances, muchos. Grandes Presidentes con errores y aciertos; urgente alejarnos del juicio condenatorio que la primaria nos vendió a raudales. Desmitifiquemos a hombres y mujeres y veámoslos en su justa dimensión: Ni Porfirio Díaz fue un gran tirano ni Benito Juárez el “prócer de la patria”. Ya hablando sobre el pasado inmediato tocó a Carlos Salinas de Gortari y aunque me refresquen los lectores y hagan recuerde a mi mamacita, considero preciso señalar. Lo bueno: una economía estable, capacidad de mando, gran Presidente en muchos ámbitos. Lo malo: el poder en exceso, los abusos familiares.
¿Por qué las muertas de Juárez? ¿Por qué la impunidad, sistemas legales al servicio de aquél con recursos? A Carlos Romero Deschamps le intentaron quitar el fuero y no pudieron. Ahora que dejó de pertenecer al “Honorable Congreso de la Unión” se ampara y nadie lo encuentra, posiblemente jamás vaya tras las rejas, para luego andar firmando autógrafos por calles y avenidas. Aborrezco que mis hijos crezcan en un país donde cualquier mequetrefe pueda con la mano en la cintura desviar recursos del sindicato petrolero sin sentir culpa o vergüenza.
Otros pendientes: reformas de fondo. ¿Cuánto les va tomar comprender que Pemex es ineficiente y sus recursos se pueden agotar en pocos años? ¿Quieren un apagón en la CFE para caer en la cuenta de la falta de inversión? ¿Es necesario el protagonismo de la Primera Dama con su “Vamos México” que aunque ayuda en realidad responde a un proyecto transexenal desbordado de una ambición peligrosa?
¿Por qué la división en el PRI? En dicho organismo existen cientos de funcionarios capacitados, comprometidos y valiosos ¡utilicémoslos, saquémosle provecho a su experiencia! ¿Por qué permitimos al Partido Verde, negocio familiar cuya representación en las Cámaras Alta y Baja la componen un puñado de “hijos de papi” inútiles casi todos? ¿Y qué hace Luis Felipe Bravo Mena al frente del PAN, él abiertamente débil? Luego Rosario Robles endeudando al PRD, dividido, sin presencia real en los estados.
Hablemos sobre la “Comisión para resolver los Crímenes y Movimientos del Pasado”, -Díaz Ordaz ya murió, Alfonso Martínez Domínguez también-. A Luis Echeverría ni un pelo le tocan pues cual Augusto Pinochet en Chile se saldrá por la tangente de la demencia senil, del no me acuerdo y ¿qué pasó el 2 de Octubre de 1968? Nadie nos traerá de vuelta a los desaparecidos, a los muertos y créanmelo, a la larga dicha Comisión pasará a la historia: Colosio, Posadas Ocampo, Ruiz Massieu como vivos ejemplos.
Seguimos en el barrio de Coyoacán, fascinados pues por ahí el tiempo no pasa, se detiene y nada cambia. Desilusionados pues en México tampoco pasa mucho.
Correo electrónico:
pato1919@hotmail.com