AGENCIAS
MÉXICO, DF.- Heliodoro Mireles Chavarría e Ignacio Ríos Mireles, sobrevivientes de la tragedia ocurrida en un tráiler en Victoria, Texas, no serán deportados sino sujetos a investigación en los Estados Unidos, informó Armando Esparza Elías, director del Instituto Estatal de Migración (IEM).
Los migrantes zacatecanos, primos hermanos originarios de la comunidad de Rancho Nuevo, municipio de Villa García, al igual que otros 54 sobrevivientes, serán entrevistados por un fiscal federal y si aportan pruebas para testificar ante la Corte Federal de Estados Unidos, se les otorgará un permiso especial para trabajar mientras se realiza la investigación.
La investigación en torno a la muerte de 19 migrantes, indicó Esparza Elías, llevará un tiempo mínimo de ocho meses. Los sobrevivientes que no aporten pruebas suficientes serán deportados en un lapso de 30 a 45 días, agregó.
El director del IEM, quien luego del fatal suceso se trasladó y permaneció varios días en Texas, informó que los migrantes zacatecanos se encuentran en un centro comunitario de Houston.
Según la versión del funcionario, tanto Heliodoro como Ignacio pagaron mil 800 dólares al “pollero” que los pasó con cámaras de llanta por el Río Bravo, en Reynosa, Tamaulipas, entre el siete y ocho de mayo.
Sepultan a las víctimas
Un padre y su hijo de cinco años fueron sepultados ayer en la ciudad de México, luego de que ambos murieron en una de las peores tragedias en la historia de los cruces ilegales de mexicanos a Estados Unidos.
Los padres del menor habían estado separados durante meses antes de la tragedia, lo cual parece haber influido en el hecho de que Juan Antonio Villaseñor y su hijo no fueran sepultados en el mismo lugar, luego de morir ambos en el mismo camión-remolque abandonado en una carretera de Texas.
Mientras tanto, otros poblados mexicanos se preparan para sepultar a sus muertos, luego de que 11 de los 19 cuerpos de los indocumentados que fallecieron en el horno que era el interior del vehículo llegaron el jueves a bordo de un avión de la fuerza aérea mexicana.
Testigos dijeron que el padre de Marco Antonio trató de salvar a su hijo empujando el rostro del niño contra uno de los huecos abiertos por los indocumentados en los muros del camión. Dijeron que unos de los últimos gritos escuchados dentro del vehículo eran de una mujer que pedía ayuda para el niño.
Juan Antonio llevó a su hijo al viaje porque el niño, quien se dice pasó algún tiempo viviendo con su madre, le pidió que nunca más lo dejara atrás.
También ayer, llegaron a la comunidad de Guadalupe Tulcingo, ubicada a 107 kilómetros de la ciudad de Puebla, los restos de Elisendo Cabañas González, quien murió asfixiado dentro de un tráiler cuando intentaba cruzar la frontera con Estados Unidos.
Con sumo dolor, los familiares de Cabañas González, de 36 años de edad, prefirieron evitar a los medios de comunicación y solicitaron a reporteros y fotógrafos que se retiraran del lugar, a fin de realizar en calma el sepelio de su pariente.
El representante del gobierno de Puebla, Jorge Pérez Bravo, expuso que las autoridades estatales apoyarán a los deudos a fin de que se cubran los gastos del sepelio de Cabañas González, quien deja viuda a Araceli Cortés con dos hijos de tres y un año de edad.