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BAGRAM, Afganistán.- Miles de soldados estadounidenses avanzaban sobre un grupo de rebeldes en un vasto sistema de cavernas en las agrestes montañas del sureste de Afganistán ayer, mientras aviones lanzaban bombas de 907 kilogramos sobre sus posiciones en la más cruenta batalla en Afganistán desde marzo.
Por lo menos 18 rebeldes han muerto en los combates, iniciados el lunes en las montañas del sureste del país, dijo el ejército. No se informó inicialmente de bajas entre los efectivos de la coalición.
“Se trata de la mayor concentración de fuerzas enemigas desde la Operación Anaconda”, dijo el vocero militar, coronel Roger King, en la Base Aérea de Bagram.
La Operación Anaconda, entre el dos y el 18 de marzo, tuvo como propósito eliminar escondites del Talibán y de Al Qaeda en la zona montañosa del sureste de Afganistán. En la acción participaron más de 2,000 efectivos de la coalición aliada. Siete soldados norteamericanos murieron en esa ocasión.
Para ayer, los disparos desde posiciones rebeldes habían terminado y las fuerzas estadounidenses avanzaban de cueva en cueva en busca de sus restos, dijo el teniente coronel Michael Shields, oficial de operaciones de la 82a División Aerotransportada de la fuerza coaligada.
“El número de cuevas es mayor de lo que esperábamos”, dijo Shields, señalando que las fuerzas estadounidenses desconocían la existencia del sistema de cuevas antes del inicio de los combates. “Hay señales de que algunas de las entradas han sido disimuladas y quizás reforzadas con sacos de arena”, dijo.
“No hemos enfrentado fuego directo en todo el día”, agregó.
La batalla, ocurrida a 25 kilómetros al norte de Spinboldak, señala un cambio importante en los desafíos que enfrenta la coalición encabezada por Estados Unidos al tratar con fuerzas guerrilleras.
King dijo que los rebeldes parecen ser leales a Gulbudin Hekmatyar, un poderoso dirigente de la etnia pashtún que ha jurado unir a sus fuerzas con los sobrevivientes de la red terrorista Al Qaeda en el país, así como con el depuesto régimen talibán. Se desconoce cuáles son las pruebas que apuntarían a Hekmatyar.
“Nuestros informes de inteligencia nos llevan a pensar que están muy estrechamente relacionados con el grupo Hezb-e-Islami, ala militar de Hekmatyar”, dijo King. “Hemos tenido informes durante varios meses de que él ha intentado consolidarse con restos de Al Qaeda y el talibán”.
Sin embargo, un ex talibán, Obeidullah, dijo que los combates eran encabezados por dos ex talibanes, Hafiz Abdul Rahim, ex dirigente de seguridad fronteriza del régimen, y Sirajuddin, ex jefe del distrito de Shindand, en el oeste de Afganistán. Obeidullah fue asistente del jefe de inteligencia del talibán.
King dijo que entre los soldados que participan en los combates, se encuentran tropas de la División 82a Aerotransportada, fuerzas especiales y milicias afganas aliadas. Se informó que unos 80 rebeldes estaban involucrados.
Como apoyo, bombarderos B-1 lanzaron 19 bombas de 900 kilogramos sobre posiciones enemigas, entre ellas cuevas profundas, dijo King. Cazas F-16 volados por aliados europeos no identificados lanzaron un par de bombas de 225 kilogramos, mientras aviones artillados AC-130 y helicópteros Apache AH-64 disparaban sus cañones y cohetes sobre el enemigo, dijo King.