Dispuestos a aprovechar cualquier pretexto para la alegría y el contento, miles de capitalinos olvidaron las penurias que nos ha causado la espectacular construcción del distribuidor vial San Antonio y en un acto de simbólica preinauguración lo atravesaron corriendo, caminando, disfrutando del paseo por las nubes. Ojalá que la obra justifique el alto costo que ha tenido no sólo en dinero sino en sufrimiento.
En otro rincón de la ciudad, un grupo de vecinos de la Delegación Álvaro Obregón recibimos la visita de Enrique de la Madrid, hijo del ex presidente del mismo apellido y aspirante a Delegado. Sereno, carismático, con una sólida preparación, y encima guapo -que también cuenta ¡qué caray!- Enrique demostró tener un profundo conocimiento de los problemas de la zona y un proyecto viable para ella. -Sin embargo tengo un problema, lo sé, -admitió: -Soy candidato por el PRI. Lástima porque aún estando ampliamente calificado para el puesto, aquí su servidora -mientras no me manden nada- no piensa fortalecer con su voto a un partido de antecedentes tan siniestros. “Por favor no descalifiquen aPRIori, pidió el candidato. Iba muy bien Enrique hasta que se le ocurrió mencionar el caballito de batalla de los PRIistas: Se construyeron carreteras, se hicieron escuelas, se crearon instituciones... Bueno, para qué se los platico si todos hemos escuchado esas tonterías; nada más faltaba que no hicieran nada en 71 años. El problema no es lo poco que hicieron sino lo mucho que dejaron de hacer.
El problema es la forma en que usufructuaron el poder para enriquecerse a lo bestia. Lo que duele es el grave daño moral y el brutal retraso económico que ha resultado de las sólidas redes de corrupción que construyeron. Duelen tantos niños sin pan, sin escuela y sin esperanza. Duele la mediocridad de la educación a que nos condenaron. Mi maestra de tercer año decía “suidá”. Y yo -sobresalida y metiche: -¡Maestra!, ¡maestra!, se dice ciudad. Ella nunca aprendió a decir ciudad, pero al menos conseguí que me sacara de su clase con frecuencia: Para que aprendas a no interrumpir, decía.
Indudablemente el nivel del magisterio sigue por los suelos como lo demuestra el hecho de que la “maistra” Gordillo afirme -yo no palomié a nadien- ¿Se imaginan al PRI en Los Pinos y a la Gordillo a cargo de la Secretaría de Educación?
“Los países que no pongan atención prioritaria a sus recursos humanos, a la educación, a la gente, están condenados al rezago. Lo que importa hoy son las mentes, la educación, la ciencia. Sólo la riqueza intelectual podrá de detonar un desarrollo sustentable. “Con el conocimiento de sólo cinco mil cerebros, podríamos duplicar el Producto Interno Bruto de nuestro país.” Asegura tajante Juan Enriquez Cabot, Director del proyecto “Ciencias de la Vida” de la Universidad de Harvard.
Sin duda existen en México cinco mil cerebros y muchos más, lo que hace falta es fe. Lo que hace falta es bien decir -que es bendecir- en lugar de quejarnos y maldecir. Lo que hace falta es trabajar aquí y ahora y no andar pensando en las elecciones del 2006 cuando apenas estamos empezando a abrir las cloacas, ventilando las instituciones, reeducando a burócratas y policías amulados. Mandar nuestras energías al próximo sexenio cuando todavía no acabamos de aterrizar con éste, es una triste forma de posponer nuestro compromiso con el cambio. adelace@avantel.net