TORREÓN, COAH.- “El César” rechazó una oportunidad más para integrarse a la sociedad y decidió continuar su vida criminal; a los pocos meses de haber recuperado su libertad, aprovechando los beneficios de la Ley penal en Coahuila, asesinó a quien lamentablemente se convirtió en su segunda víctima.
César Cháirez Castañeda de 33 años de edad, acusado de homicidio simple doloso, fue sentenciado ayer a 14 años siete meses y 15 días de prisión; sin embargo pesan sobre él cuatro procesos: uno de homicidio y tres más por lesiones... se desconoce por qué andaba fuera del Centro de Readaptación Social (Cereso).
De acuerdo con el expediente del segundo proceso de homicidio que se le sigue a este sujeto, los hechos ocurrieron a las 21:30 horas del pasado 15 de julio del año 2002 y tuvieron como escenario el interior de la cervecería y billares Bambino ubicada en la privada Cinco de Mayo entre las calles Múzquiz y Cinco de Mayo del sector Alianza.
En dicho lugar, “El César”, considerado en los juzgados penales como un individuo sumamente peligroso que “mata por matar”, armado con una navaja de las conocidas 007, terminó con la vida de Jorge Carlos Hernández.
Posteriores investigaciones realizadas por agentes ministeriales del grupo de Homicidios, pusieron al descubierto que el móvil del crimen, no tenía el suficiente peso como para que el asunto culminara con la muerte de Jorge Carlos.
En efecto, en el expediente quedó escrito que “El César”, había estado tomando cerveza en otra cantina, acompañando a un amigo al que sólo se le conoce como “El Gustavo”, quien le platicó al hoy doble homicida que Jorge Carlos lo había golpeado hacía tiempo.
Cháirez Castañeda siguió ingiriendo cerveza y para mala fortuna de Jorge Carlos, se encontraron en los billares Bambino, con los resultados ya descritos. Ahora “El César” tendrá que pasar más de 14 años en prisión, aunque sus defensores ya buscan la forma de aprovechar una vez más los resquicios de la justicia para beneficio de su cliente.
La sociedad pagó el beneficio
En opinión del abogado penalista, Alejandro López Hernández, una vez más queda demostrado el deficiente sistema de readaptación social que se practica en la entidad, pues este doble homicida que disfrutaba de la llamada preliberación, después de su primer crimen, sólo salió para incrementar el número de sus víctimas.
Es común que un delincuente que recibe una sentencia en la que no alcanza el beneficio de la fianza, al poco tiempo de dictada la pena se le vea muy tranquilo por cualquier parte de la ciudad y a eso no se le puede llamar de otra forma más que impunidad.
Dentro del penal, todos lo saben, el sistema de readaptación no es el adecuado, pues no se basa en el estudio, el trabajo ni el deporte como está escrito en la Ley.
Criticó además que un penal donde hay más de 600 internos que representan mano de obra para aprovechar, le cueste tanto dinero al Estado y como el caso de “El César” por ejemplo, entonces el Cereso se convierte en la universidad del crimen y eso es lo que está pagando prácticamente la sociedad, puntualizó.